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El Getafe no le conviene a la Real. Por una cosa o por otra, en un instante favorezco en plena ráfaga positiva o con el cansancio amontonado tras jugar competición europea, siempre y en toda circunstancia le sale prácticamente todo mal. Una cuestión es perder, un resultado que se puede estimar como, afirmemos, normal tras venir de ganar en Old Trafford con todo cuanto ello acarrea, y otra muy diferente es llenar 50 minutos lamentables, obsequiar dos tantos, que se lesione de gravedad tu fichaje estrella y que te tome el pelo un árbitro vil y cómplice de un contrincante que juega al máximo del reglamento sea quien sea el inquilino de su banquillo.

El Madrid es un equipo de hábitos exóticos. Uno de ellos, iniciar perdiendo tal y como si necesitara sentirse en riesgo para comenzar a nadar. La historia se repite con una regularidad lúgubre para los contrincantes. El tema es tan redundante que se ha transformado en una practica ordinaria para los blancos. Lo saben los apasionados. Los del Madrid, que apenas se alteran con el primer gol en contra.
Es posible que Coudet y sus hombres den muchas vueltas al comienzo del encuentro en el campo del Atlético. Salió el Celta más optimista que el contrincante y tuvo un par de ocasiones para ponerse por delante. No lo hizo y después fue recibiendo bofetones, uno tras otro, sin saber realmente bien de qué manera reaccionar a los golpes que iban cayendo.