Es posible que Coudet y sus hombres den muchas vueltas al comienzo del encuentro en el campo del Atlético. Salió el Celta más optimista que el contrincante y tuvo un par de ocasiones para ponerse por delante. No lo hizo y después fue recibiendo bofetones, uno tras otro, sin saber realmente bien de qué manera reaccionar a los golpes que iban cayendo.
El primero, de Correa, la primera vez que apareció por el área contrincante. El delantero busca un lugar en la delantera rojiblanca y sabe que no hay más hatajo que probarle a Simeone que le va a proseguir dando mucho.
El Celta procuró no irse al suelo con ese golpe que no aguardaba y Aspas tuvo un trallazo al palo, mas tras eso, ya no supo encender la luz como al comienzo del choque. Todo fue más bastante difícil, por el hecho de que el Atlético no ha dejado de ser rocoso y con el marcador a favor es un equipo que demanda al contrincante mucha imaginación y paciencia. El Celta lo procuraba con Aspas o con balones largos a Larsen. ¿Fue mejor el Celta en esa primera mitad? Seguramente sí. ¿Estuvo más cerca de marcar? Seguramente no.
El inconveniente primordial fue que cuando en la segunda parte el conjunto de Coudet deseó ponerse en exactamente el mismo modo de ir por el partido, se halló con el tanto de De Paul y no supo que por más que lo procurase, no tenía nada que hacer. El Atlético no había llegado considerablemente más, mas su eficiencia y su seguridad fueron demasiado por el contrincante.
Tras la victoria agónica contra el Oporto en la Champions y el irregular camino en LaLiga, los de Simeone precisaban una victoria concluyentes para el segundo choque de la Champions y para percibir al Madrid el último día de la semana.
Pudo correr con más libertad y con Koke tuvieron más sentido las contras. El Atlético, ya con Griezmann y Joao Felix en el campo se sentía considerablemente más fuerte, en frente de un contrincante sin contestaciones, si bien con ánimo para continuar buscando la portería contrario a pesar de percibir asimismo otro tanto de Carrasco.
El Atlético era feliz con los espacios, tanto para que Cunha marcara el cuarto en un fantástico esprint.
El Celta procuró no irse al suelo con ese golpe que no aguardaba y Aspas tuvo un trallazo al palo, mas tras eso, ya no supo encender la luz como al comienzo del choque. Todo fue más bastante difícil, por el hecho de que el Atlético no ha dejado de ser rocoso y con el marcador a favor es un equipo que demanda al contrincante mucha imaginación y paciencia. El Celta lo procuraba con Aspas o con balones largos a Larsen. ¿Fue mejor el Celta en esa primera mitad? Seguramente sí. ¿Estuvo más cerca de marcar? Seguramente no.
El inconveniente primordial fue que cuando en la segunda parte el conjunto de Coudet deseó ponerse en exactamente el mismo modo de ir por el partido, se halló con el tanto de De Paul y no supo que por más que lo procurase, no tenía nada que hacer. El Atlético no había llegado considerablemente más, mas su eficiencia y su seguridad fueron demasiado por el contrincante.
Tras la victoria agónica contra el Oporto en la Champions y el irregular camino en LaLiga, los de Simeone precisaban una victoria concluyentes para el segundo choque de la Champions y para percibir al Madrid el último día de la semana.
Pudo correr con más libertad y con Koke tuvieron más sentido las contras. El Atlético, ya con Griezmann y Joao Felix en el campo se sentía considerablemente más fuerte, en frente de un contrincante sin contestaciones, si bien con ánimo para continuar buscando la portería contrario a pesar de percibir asimismo otro tanto de Carrasco.
El Atlético era feliz con los espacios, tanto para que Cunha marcara el cuarto en un fantástico esprint.