Fútbol

La Real Sociedad desmontó a un grande de Europa que ahora es una sombra de lo que fue. El marcador apenas refleja el vendaval de juego easonense en una primera media hora en la que dejó sin aliento al equipo portugués, que solicitaba la botella de oxígeno en todos y cada jugada. La inspiración de los hombres de Imanol, el joyero que ha engarzado los diamantes en la pieza de orfebrería que es el equipo txuriurdin, destruyó al Benfica. La victoria del Inter (0-1) frente al RB Salzburgo clasificó ya al conjunto de España para octavos.

Como afirmábamos el día de ayer, el futbol, el destino o los dos iban a devolver a la Real lo que le había regalado en el encuentro frente al Mallorca. Tampoco hacía falta que fuera tan pronto. Podía haber aguardado algo más en el tiempo y no ser tan atroz en otra noche que pareció mágica hasta el descuento. De qué forma explicar que la Real fue interminablemente superior a un Barcelona, que el empate era un resultado injusto para los méritos contraídos por los dos equipos y que un descuento al que llegó sin gasolina le privó de sumar un punto que, en vista de esto, tampoco hubiera sido un mal botín.