Champions League

Tras el fiasco de la pasada temporada, el Atlético de la villa de Madrid procuraba un comienzo de competición con mejores sensaciones y dar el paso inicial cara los octavos. Mas las espectros, en ocasiones, son bastante difíciles de ahuyentar y el conjunto de Simeone vivió uno de esos finales que no se olvidan jamás. Provedel, portero de la Lazio que subió a rematar el último córner, marcó el gol del empate en el 94'.

El Manchester City se proclamó vencedor de la Liga de Campeones por vez primera en su historia al vencer (1-0) este sábado al Inter de Milán, con gol del centrocampista de España Rodrigo, en la final disputada en Estadio Olímpico Atatürk de la ciudad de Estambul. Los de Pep Guardiola se sacaron la espina de la final perdida en 2021, funesta por instantes asimismo para un Kevin de Bruyne nuevamente lesionado, merced al tanto del de España en el minuto 68. El conjunto inglés levantó así la primera 'Champions' de su historia, tras un partido parejo, de pocas ocasiones y un enorme susto final por la ocasión clarísima que disculpó Lukaku en el minuto 89 y una más en el saque de esquina italiano con el que murió la final.

El conjunto de Pep Guardiola se impuso en su segunda final en la máxima competición europea, tras perder la de la campaña 2020/21 frente al Chelsea por 1-0 en el estadio Do Dragao de Oporto (Portugal) con un gol del germano Kai Havertz. Con esta victoria, Inglaterra suma 15 títulos, a 4 de España, que encabeza la relación merced al 'rey del torneo', el Real Madrid, que ha sido vencedor en 14 ocasiones, y al Barcelona, que ha ganado 5.

Por cuarta ocasión sucesiva, la final acaba con 1-0 en el marcador. Liverpool, Bayern Múnich, Chelsea y Real Madrid superaron por dicho resultado a PSG, Manchester City y Liverpool. Rodrigo Hernández, autor del tanto del partido en la ciudad de Estambul, se transformó en el primer jugador de España que marca en una final desde el momento en que Marco Asensio cerró la goleada del Real Madrid frente al Juventus (4-1) en la final de la campaña 2016/17.

El de España Pep Guardiola, técnico del Manchester City, ha logrado este sábado en la ciudad de Estambul su tercer título como adiestrador en la Liga de Campeones, con lo que alcanza al inglés Bob Paisley y al francés Zindedine Zidane, a solo uno del plusmarquista, el italiano Carlo Ancelotti.

Guardiola logró la Champions al frente del Barcelona en 2009 y 2011. Con esta victoria transforma en un sexteto la relación de adiestradores ganadores con dos clubes diferentes, al unirse al propio Ancelotti (dos con el Milan y dos con el Real Madrid), el austriaco Ernst Happel (uno con el Feyenoord y uno con el Hamburgo), los alemanes Ottmar Hitzfeld (uno con el Borussia Dortmund y uno con el Bayern Múnich) y Jupp Heynckes (uno con el Real Madrid y uno con el Bayern) y el luso Jose Mourinho (uno con el Oporto y uno con el Inter Milan).

El técnico del City ya figuraba en la relación de Campeones como jugador y adiestrador que asimismo lidera Ancelotti con un total de 6. Guardiola ganó como futbolista en activo en 1992 con la camiseta del Barcelona al que guió después como técnico.

Los otros que alcanzaron este éxito fueron Miguel Muñoz, Johan Cruyff, Frank Rijkaard, Zinedine Zidane y Giovanni Trapattoni.

La Supercopa de Europa va a tener sabor de España con Mendilibar y Guardiola en los banquillos. Sevilla y Manchester City se van a jugar el trono europeo.

Real Madrid y Manchester City empataron a 1-1 en la ida de semifinales de la Champions League tras los tantos del brasileiro Vinicius en el minuto 36 para los locales y del belga Kevin de Bruyne en el 67 para los visitantes, los dos con disparos desde fuera del área. El Real Madrid halló su mejor versión en la segunda mitad. El conjunto blanco tomó las bridas y deseó buscar ampliar el beneficio para setenciar el partido. No obstante, la calidad de los jugadores del City salió a resplandecer para contrarrestar el poderío contrincante.
A la tercera llegó el gol de Haaland, penalti fallado incluido, acertó el ‘nueve’ que se ha traído Ppe Guardiola al City para darle una dimensión nueva a su juego. Para marcar tantos que no existían ya antes. Tantos de un catálogo ignoto pues nació de un patadón de Stones – más juego directo no puede ser – para llevar al equipo inglés a las semifinales. Le espera a Guardiola el vencedor de Europa. Le espera, además de esto, viejos diablos vividos la pasada temporada. Le espera, realmente, el duelo más definitivo de la época para acercarse a la Champions, el trofeo que le falta para llenar un círculo perfecto en Inglaterra.

Fue un partido extraño. Extraño pues el City parecía no estimar la pelota. Extraño por el hecho de que el Bayern tardó en encontrar el tesoro para hacerle daño a la férrea defensa inglesa. Si bien no tuviese mucho de férrea en Múnich. Y el tesoro, como lo advirtió primero Coman y después Curé, se hallaba a la espalda de Aké, quien perdió el control.

No tenía el control por el hecho de que el Bayern ordenó bien la presión e acentuó la agresividad. No era el equipo obediente y sumiso que se amedrentó en la ida, sobre todo en la primera mitad. Solamente iniciarse la vuelta, Tuchel ya dio señales de que era otro estilo. Daba la sensación de que el técnico alemán asimismo jugaba el partido. Ni 10 minutos y 3 entradas (De Ligt, Goretzka y Cancelo) como síntoma al City de que el escenario era muy diferente.

Apenas amedrentaba el equipo de Guardiola, quien renunció, y no por propia voluntad, a la posesión. Terminado el primer acto en Múnich, tercero y penúltimo de la eliminatoria, los ordenadores emitían el veredicto: 57 por ciento de posesión para el Bayern; 33 por ciento para el City. Curé, además de esto, se convirtió en la pieza más peligrosa, si bien no estuvo nada preciso en el remate.

Y hasta Haaland, tipo prácticamente perfecto, inmaculado, cuya relación con el gol es sobrenatural, prácticamente irreal, exhibió su lado más humano. Ese lado que tiene tan escondo que da la sensación que no lo tiene. Puesto que, sí. Sí es terrenal. No, no es una máquina. Ni tampoco un robot. Un disparo de Gündogan desde fuera del área se cruzó en el irresponsable brazo de Upamecano, quien no se sabe por qué extraña razón decidió sacarlo de su espalda.

El escenario idóneo para el noruego. El instante conveniente a fin de que el City liquidara al Bayern. Mas Haaland deseó ajustarse tanto su disparo que se fue sobre el travesaño de un sorprendido Sommer, que se había vencido ya meridianamente a la derecha. Guardiola, agobiado en el banquillo, se tapó la cara. Quedaban 10 minutos para el reposo y el equipo inglés desaprovechó un penalti. El Bayern, a pesar del 3-0 encajado en la ida, aún sentía que le llegaba el oxígeno. Tuchel, asimismo. Y Pep, mientras tanto, masticaba como reactivar a su equipo en el vestuario pues era el City. Mas no era su City. O no lo sentía así su adiestrador.

Arrancó algo mejor en la segunda mitad. Tampoco era bastante difícil por el hecho de que venía de no disparar ni una vez a puerta. Ni tan siquiera en el penalti fallado. Y entonces, tras un fallo anterior de Haaland, aún con la capa humana, apareció el gol, que era entonces el 0-4 en el global de la eliminatoria.

Un gol nada City. Un gol que no existía en el catálogo de Guardiola. Un gol que nace de un ataque del Bayern, donde Coman desgarra a la defensa inglesa mas encuentra con el cuerpo de Ederson, preámbulo del 0-1. Un patadón de Stones de 50 metros dejó a Haaland probar la trascendencia de su fichaje. Primero le ganó la batalla aérea a De Ligt, un gigante minimizado.

Después, empezó a cabalgar a la espera de que Kevin De Bruyne, su asociado preferido, le sirviese la pelota. Y entonces, el noruego impuso su temor escénico, provocando un catastrófico resbalón de Upamecano – ha salido en todas y cada una de las fotografías del desastre del Bayern, cuyo gol de Kimmich, de penalti, no le valió de nada y acabó con Tuchel expulsado – para facilitar el tanto del City, que le lleva, nuevamente, a medirse con el Madrid en las semifinales de la Champions.