Serio debut de Inglaterra ante la selección iraní (6-2)

Harry Kane desearía haber jugado contra Irán con el brazalete de 'One Love' en el brazo. Una enseña con la bandera arcoíris para proteger los derechos de las personas LGTBI en un país que se los niega y en frente de otro, Irán, que los desmenuza aún más. Un ademán que iban a apoyar cuando menos otras 6 selecciones europeas y que 4 horas ya antes de la disputa del partido quedó vetado por FIFA, so pena de que los capitanes que osaran contrariar su cobarde resolución verían tarjetas amarillas.

Kane no portó el brazalete LGTBI, en su sitio llevó el de la campaña 'No Discrimination' de la FIFA. Estaba prevista ese iniciativa para cuartos, mas en un torpe, desconcertante y vergonzoso intento por maquillar su imagen, el organismo que encabeza Gianni Infantino anunció momentos ya antes del partido que la adelantaba a todo el campeonato. El bochorno no deja de medrar.

La dignidad solo la salvaron los jugadores de Irán al negarse a cantar el himno de su país, en queja por la opresión que practica su gobierno. En las gradas, los fervorosos llenes iraníes sisearon los acordes musicales e inclusive se animaron con peinetas, en apoyo al ademán de sus jugadores y en queja contra sus líderes. Una brizna de esperanza en la mitad de tanto acobardamiento.

Y después empezó el futbol, que era para lo que unos 45.000 llenes se desplazaron hasta el partido de la vileza, en el que las gradas prácticamente se llenaron tras muchos minutos de suspense por un inconveniente informático en la lectura de las entradas.

Asimismo hubo espera hasta el momento en que el partido se calentó, y no por el hecho de que el aire acondicionado estuviese transformando la cálida Doha en un congelador (que asimismo), sino más bien por el hecho de que el partido estuvo detenido a lo largo de unos diez minutos por un fuerte golpe del portero Beiranvand contra uno de sus defensas. Al final, el pobre hombre, debió irse del campo a los 18 minutos.

Inglaterra, algo adormecida en los primeros acompases, se comenzó a calentar cuando se reanudó el partido con nuevo portero en el arco contrario. Sin el fenomenal Phil Foden en la alineación, la selección de Gareth Southgate enseguida se iba a dar cuenta de que Irán era una sección trémula y desorganizada, presta a caer a la tela al primer soplido.

Y así fue como, entre el minuto 35 y el 46, Inglaterra marcó 3 tantos, todos con envíos laterales. Bellingham anotó el primero de cabeza, tras un centro de Shaw desde la izquierda; Saka fue el creador del segundo, aprovechando una poderosa peinada de Maguire en un córner; y Sterling firmó el tercero, rematando con la espuela un centro a media altura de Kane.

El partido había quedado visto para sentencia al reposo, al que llegó tras un añadido de récord: 14 minutos. Por más que Carlos Queiroz quisiese mudarle la cara a su equipo con 3 cambios en el intermedio, Irán ya estaba más que fallecida en vida.

Saka, con su segundo gol del encuentro, lo certificó pasada la hora de choque tras pasarse media tarde recortando en el área ya antes de batir sin dificultades a Hosseini. Taremi puso el del honor para Irán poco después, tras un pase al hueco magistral de Gholizadeh, mas Rashford atajó enseguida la dicha iraní, marcando el quinto de Inglaterra un minuto tras salir desde el banquillo.

Desde ese momento (minuto 71) hasta el final, lo más apasionante que ocurrió fue ver a Queiroz jaleando a los apasionados que estaban en las gradas y mandándoles besos, como un mandatario político saliendo de un tumultuario mitin, solo que con ya 5-1 en el marcador. Grealish pondría el sexto en el descuento, mas qué más daba.

Los iraníes respondieron recobrando la motivación en sus cantos que habían ido perdiendo a lo largo del partido. No podían festejar una victoria, mas sí la libertad. Festejar un gol de penalti en el descuento (pitado desde el VAR, marcado por Taremi) fue su premio de consolación.

TiroAlpalo