El Sevilla FC salió vivo de un Ciutat de València més groguet que mai con una entrada increíble que prueba el desarrollo como club del Villarreal CF.

A la celebración solo le faltó el triunfo en el marcador por el hecho de que los de Unai Emery fueron formidablemente superiores a un teorético contrincante por los puestos europeos. Se dejaron el ánima los amarillos para ganar, mas les volvió a faltar suerte, o acierto, con el estoque. Un punto que deja mal cuerpo por lo injusto de un empate que no retrató lo que pasó en el campo. El Submarino prosigue dejando buenísimas sensaciones, si bien cuando Gerard no está, el equipo pierde pólvora, la que faltó para derrotar al conjunto hispalense (1-1).

El Villarreal empezó el partido a remolque del Sevilla. Primero pues entró con menos revoluciones de las precisas para un duelo contra un contrincante potente y si bien venido a menos en el comienzo de la época, con potencial de grande. La carencia de intensidad en la acción del 0-1 a los 8 minutos de juego se lo puso muy simple al equipo de Lopetegui.

Capoue estuvo blando y Óliver Torres remató con el interior uno de los balones más cómodos de su carrera para batir a Rulli. Emery había planteado el partido con Lo Celso ejercitando el rol de Gerard. Un movimiento que le fue realmente bien en múltiples partidos del fin de la campaña pasada. Con el gol, el Sevilla procuró congelar el tiempo de juego efectivo y le dio un matiz más protector a su idea. Una presión más baja y cediendo mucho terreno al Villarreal para obligarle a un ataque estático ante la carencia de espacios que dejaban los andaluces.

El despertador del equipo de Emery tardó en sonar... mas sonó. Y los amarillos tomaron el control frente a un Sevilla tímido y con escasas luces, asilado en el tanto de Óliver Torres y poco más. Mas al Villarreal le faltaba punch arriba. Lo Celso no estaba en totalidad de facultades y eso menguaba el dominio groguet, que comenzaba a acorralar a su contrincante.

Emery alteró su pizarra a la media hora y dio reposo al argentino que ya había hecho un ademán a su técnico solicitando el cambio. La entrada de Baena fue como en el momento en que un químico agrega un catalizador a una solución para apresurar la reacción deseada, por el hecho de que el Villarreal cambió la cara.

De los mejores exponentes de la 'New Gen' grogueta se bastó solo para desarmar a un Sevilla mojigato y que fundamentó en la pérdida de tiempo y la yuxtaposición de faltas su mejor arma para desactivar al Villarreal. Parejo dio el primer aviso serio al hacer tremer el poste en un tiro desde la frontal. Y Jackson tuvo otra clara ya antes del reposo.

La salida del Submarino fue brillante. Emery acertó poniendo a Baena como segundo punta. El Villarreal halló el gol que merecía y el hueco en la nutrida muralla que edificó el Sevilla delante de Bono. Pase filtrado de Coquelin, desmarque del almeriense, que supera la salida de Dimitrovic, substituto del lesionado Bono.

Con el 1-1 el Ciutat de València vivió una partida de frontón. Ataques continuos de los de Emery que se estrellaban en el muro sevillista. Desde el banquillo se procuraron soluciones para activar el futbol ofensivo con la entrada de Danjuma y Yeremy, y después de Mojica y Morales.

Con el equipo de Lopetegui asilado en su área y buscando la contra frente al desespero del Villarreal por buscar el triunfo, llegó una acción que generó un subidón sensible y una bajada de igual calibre al desactivar el VAR las ilusiones. Yeremy enfrentó la portería contrincante como un obús y solo pudo ser frenado con un claro penalti. Mientras que Danjuma y Parejo peleaban por quien lo lanzaba, el videoarbitraje alertaba de situación ilegal del canario. El Villarreal prosiguió a la carga. No se le podía solicitar más a los de Emery. El despliegue físico y la ambición no tuvo premio. los últimos 10 minutos fueron taquicárdicos. Danjuma, Morales, Baena... mas el gol se le resistió a un Submarino que volvió a dejar geniales sensaciones.