El Valencia de Peter Lim mira a Segunda... (0-2) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

El Valencia va, sin frenos, camino de Segunda. En el momento en que un grande de la Liga cae al pozo, el club de 104 años lo es por más que tenga la desgracia de tener a Peter Lim como máximo accionista en nuestros días, siempre y en toda circunstancia aparece en el relato una catarata de desgracias encadenadas. Todo cuanto ocurrió este domingo en Mestalla, es el mejor símbolo.
Para llegar a la debacle que deja al Valencia a 4 puntos de la permanencia con 9 partidos por disputarse, pasó de todo. El primer gol del Sevilla llegó tras un saque de esquina en el que Yunus terminó en el suelo, Moriba asistió de tacón, involuntariamente, a fin de que Badé marcase, a trompicones, sobre la salida de Mamardashvili. Poco después, la grada respiró aliviada cuando Del Cerro Grande fue a comprobar al VAR un posible penalti de Fernando por unas manos de esas que se pitan esta temporada. No siempre y en toda circunstancia. Para cabreo general, justificado, el agremiado madrileño interpretó que la situación natural del brazo de Fernando era ese ademán colgando, que parecía imitar el saludo egipcio más que el eludir caer en unas manos en el área. Para enfadarse con razón.

En ese tiempo desgraciado, aquello de las pulgas y el can del refrán, el Sevilla terminó matando el partido con un segundo gol que heló la sangre del valencianismo. A fin de que el sainete fuera completo, el VAR examinó un penalti pitado sobre André Almeida al interpretar, en un caso así de forma atinada, que el delantero se dejó caer. Esa deriva, que obviamente empieza con un equipo bloqueado que no juega a nada y que es inútil de disparar entre los 3 palos cuando se juega la vida, es la que tiene un aroma a Segunda que, por desgracia, transforma en terror la película de Meriton en el Valencia. La primera derrota de la era Baraja en Mestalla, deja a su equipo a más de una victoria de distancia de la permanencia.

Todo cuanto rodea a Cavani asimismo sirve para explicar lo que ocurre. El uruguayo está agobiado. Primero, con su desempeño. Cuando enfiló la banda para ser reemplazado, escuchando música de viento desde la grada, su contador se paró en 608 minutos repartidos en diez partidos sin marcar un gol en lo que llevamos de 2023. Es verdad que a su pólvora mojada contribuye, de forma decisiva, el nulo bagaje ofensivo del Valencia. Cavani no ocultó su enfado en múltiples instantes del partido con sus compañeros por no saber leer el juego. A la media hora, marcó un desmarque tras un balón rebotado mas Moriba decidió que era mejor idea pegar fuerte. Con nulo acierto. El delantero no podía creérselo. Tampoco, lo pagó uno de los palos con una patada, cuando Cenk no acertó en peinar el balón de cabeza para asistirle. El Valencia lo procura, riña mas es inútil de tejer más de dos jugadas con sentido. La tercera derrota en los últimos 5 partidos, y los 27 puntos sumados en 29 jornadas, son otras cifras con aroma a descenso. Es verdad que aún hay margen a fin de que pueda mudar mas es cada vez más complicado sujetarse a algo para continuar creyendo.

Si al Valencia le resta alguna posibilidad de eludir el descenso pasa pues todo el conjunto, el 100 por ciento del mismo, sea siendo consciente de que no se pueden cometer fallos infantiles. Moriba, tras otro partido para olvidar, pagó su frustración con una patada a Bryan Gil en la recta fin del partido por la que vio una roja tan justa como perjudicial para su equipo. No para la derrota contra el Sevilla, que a esas alturas ya estaba amortizada, sino más bien por el hecho de que le costará una justa sanción por lo menos para el partido en Elche, con el centro del campo cogido con pinzas por la inacción del club en el mercado de invierno -resulta conveniente no olvidar una de las realidades que lleva al Valencia a Segunda- y con Nico González de baja por lesión.

Al reposo, el Valencia había sido inútil de chutar entre los 3 palos de Dmitrovic. Algo que hacía augurar la desgracia frente a un equipo, el Sevilla, que sin hacer nada del otro planeta sí que había dejado alguna pincelada de tener algo más de pretensión en sus ataques. Un centro de Gayà, que no remató Yunus entre otras muchas cosas pues se tropezó en el intento de golpeo, fue el único bagaje ofensivo.

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