El Barça no supo contrarrestar a un Getafe que cumplió fielmente las esperanzas de Xavi en lo que se refiere al perfil que exhibiría el contrincante y el estado del campo, seco y con la yerba alta; de verdad lo supo contrarrestar, lo que no supo es batirle. Un triste y desilusionante empate a cero ha cosechado el once blaugrana, el segundo sucesivo en exactamente la misma semana tras ser frenado el primer día de la semana por el Girona, en frente de un equipo que se discute por salvarse.
Más alarmante que la reducción de la diferencia a 11 puntos en comparación con Madrid lo es la inoperatividad del equipo, inútil de educar ninguna solución para los inconvenientes que se le iban a proponer, todos conocidos en el coliseo. La entrada de Ferran y Ansu Fati a 20 minutos del final fue el recurso que pretendía romper el resultado. Prosigue el Barça sin encajar tantos (22 ceros en 29 jornadas), mas ahora no marca ni uno para sumar el tradicional 1-0.
Dos detalles descubrieron las angustias blaugranas, indignas en su situación de privilegio, si bien tal vez valoricen las circunstancias del liderato: jugó con dos laterales izquierdos (Balde y Alba coincidieron en la banda izquierda) por la escasa fe en un tercer delantero y empleó a 3 laterales derechos (comenzó Sergi Roberto, siguió Eric y terminó Koundé), al paso que en ataque no había noticias. Solo un triste tiro de Raphinha en la segunda mitad. Borja Mayoral tuvo una ocasión muy, muy clara que pudo provocar una catástrofe.
Mal comenzó el partido para el Barça, que tuvo razones para nutrir su fastidio, una usual sensación en las visitas a Getafe. Gavi fue reprendido en el primer minuto con una tarjeta baratísima, Munir se apuntó el primer remate y Sergi Roberto caía lesionado al cuarto de hora, a pocos metros del sitio donde Dembélé inauguró su larga pesadilla con las lesiones musculares y que ahora tortura con semejante periodicidad a Sergi Roberto.
Podría añadirse en la lista de contrariedades los dos postes sucesivos, en segundos, en dos tiros de Raphinha y otro trastabillado de Balde. Mas, en el global, bien poco o nada edificante hizo el Barça para merecer algo, más obLigado que el Getafe para plantear futbol. Ni de broma se vio la actitud que se le supone al que es el líder sobrado de la Liga.
Los 13 puntos de diferencia (10 al despuntar el día) promueven una cierto anhelo especulativo en el Barça, más preocupado de no confundirse que de arriesgar. Aun careciendo de los mejores hombres, una disculpa que no se sosten a la vista de los resultados, al equipo le faltó colmillo, algo que se intuía desde exactamente el mismo instante en que Xavi juntó a Alba y Balde en la banda izquierda con la vana pretensión de prolongar los buenos minutos finales frente al Girona.
Era otro contexto el de Getafe, y la incorporación de dos laterales, monta tanto (Balde jugó por delante esta vez), recortó intimidación en la banda izquierda del ataque, una zona por la que Damián Suárez se comporta con los peores modos posibles.
Ferran y Ansu Fati se sentaron en el banquillo a fin de que la lista de suplentes pareciese un segundo pelotón de ataque, inactivo e ineficaz por estar desactivado fuera del rectángulo de juego, que entró en acción en los últimos 25 minutos. Ninguno de los dos chutó; sí lo hizo Raphinha por segunda vez ya antes de irse murmurando por la substitución tradicional: solo ha acabado un partido y fue en el mes de agosto.