El Valencia se libera ante el Betis (3-0) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

Arias, el mito, el líbero más muy elegante del futbol, equiparaba a André Almeida con Claramunt. Algo sabe el presente embajador del Valencia. Otros vieron a Parejo lanzando la falta que abría el marcador. Un borceguí derecho que esculpió arte. Lo más sorprendente es que era el primer tanto del luso de balón parado. Dio la sensación de que lo llevase haciendo toda la vida. Exactamente el mismo futbolista desvelaba que al terminar cada adiestramiento se queda practicando.

Y en su primer intento llegó la gloria. Rui Silva se quedó admirando el vuelo del balón. El toque fino fue el pináculo de un partido terminante. Movió al Valencia a su antojo con una eficiencia superlativa. El 90 por ciento de sus pases fueron precisos. Produjeron acciones de ataque, desestabilizaron el encuentro. Y semeja que no le cueste nada. Fue su día, el que conquistó a su gente. Justo en el partido que le valió al Valencia para desahogarse. Vivía constreñido por el decaimiento. Llevaba 5 partidos sin lograr la victoria y, además de esto, sin resguardar la amedrentad de su casa.

En Mestalla llevaba tantas victorias como derrotas (3). Mas conforme llegaron los tantos el equipo dejó de estar agarrotado. Gozó de unos últimos minutos liberados que le valieron dos tantos más. En los dos fue protagonista el espumoso Kluivert. Tiene una punta de velocidad precisa para llegar ya antes que el contrincante al balón. Ocurrió en la jugada del penalti de Álex Moreno (marcó Hugo Guillamón) y después al desmarcarse con el pase mágico de Gayà para batir con maestría a Rui Silva. Fue tal el alivio del que disfrutó el Valencia que al finalizar el choque se reunió en el centro del campo en un corro para confortarse. Gattuso llevó la voz vocalista mas lo que no se imaginaba era que iba a terminar con las collejas de sus futbolistas. Todo calidad en un instante de ensaltación. No se lo va a tomar en cuenta. Hoy va a viajar a Singapur cargado de razones. Lo precisaba. No es exactamente lo mismo plantarse frente al jefe con la loseta de una funesta ráfaga que con un triunfo incontrovertible. Mas que tampoco este éxito parcial le haga ser menos pedigüeño. Debe demandarle fichajes para compensar una plantilla que precisa ajustes para llegar al objetivo del Valencia.

El equipo por fin cumplió el sueño de Gattuso. Ser intenso de principio a fin. Frente al Betis aun fue más vehemente en el tramo final. Estaba crecido y más frente a un contrincante muy potente, aspirante a muchas cosas. Dominó el balón y cuando lo tenía el conjunto verdiblanco se lo birlaba con suma sencillez. La presión surtía efecto y producía ocasiones de gol. El mensaje del técnico calaba en su gente, se inoculaba. Ahora que no se les olvide con el parón del Mundial. Las opciones para marcar llegaron en todos y cada uno de los instantes del choque. solamente iniciar ya estaba Gayà con su recital de centros. Hugo Duro llegó un tanto tarde a uno de ellos. Castillejo, que retornaba al equipo titular, tenía una volea estética que paraba Rui Silva. Momentos después era Yunus el que se marcaba un zurdazo que golpeaba el poste y en el rechace asimismo remataba, si bien sin fortuna. Era todo muy simple. Si tenía el balón producía opciones con pases al hueco y con profundidad por las bandas, y si lo perdía de forma rápida se vaciaba en recobrarlo. Y si el Betis se aproximaba, allá estaba Mamardashvili. El georgiano sacó un balón con su mano izquierda a chut de Juan Cruz propio de porteros de historia legendaria. Lo va a ser.

No llegó el gol, mas sí la lluvia. Torrencial. Había que revisar quién se amoldaba mejor a un césped mareante. El que no lo logró fue el bético Édgar. En 51 vio la primera amarilla tras derruir a Hugo Duro, que enfilaba cara el área, y solo diez minutos recibía la segunda por una falta a Samuel Lino. Contra la Real Sociedad no fue capaz de hacer servir la superioridad. Frente al Betis le vino de fábula. Por el hecho de que unió este instante con el gol de Almeida momentos después. Doble golpe al mentón. El Valencia llevaba un par de años sin un gol a balón parado. El último lo logró Daneil Wass. Ya ha llovido, jamás mejor dicho. El conjunto de Gattuso se medró. Se sentía ganador. Fue a por la victoria. A persuadir. Y con Kluivert en el campo todo se aceleró. Llegó el penalti que, sorprendentemente, anotó Hugo Guillamón. Sin Cavani y con el fallo de Gayà en otro partido, había que ver quién se atrevía. El internacional es atrevido. Con una calma asombrosa superó a Rui Silva. Pareció Mendieta. Después llegó otro jugadón de Samuel Lino hasta el momento en que el capitán del Valencia se ideó un pase al hueco para dejar el gol preparado al hijo de Patrick. Consiguió el segundo tanto en el Valencia, tantos como logró su padre.

Gattuso se los llevó a todos al centro del campo. Siempre y en toda circunstancia lo hace para dar las gracias al pueblo su apoyo. Mas en un caso así se formó un corro, tan feliz como el de la patata, y allá el italiano les encomió y les deseó felices vacaciones. A los que vayan al Mundial que logren los éxitos que persiguen y que no se lesionen. Y los que lo vean por la tele, que no pierdan el punto de intensidad que mostraron este jueves en Mestalla.

TiroAlpalo