El Barça llegaba a Mestalla en pos de una victoria para fortalecer su candidatura en la Liga y olvidar sus males europeos. Con la supresión de la Champions lastimosamente formalizada, al equipo blaugrana no le quedaba otra que pasar página, dar un paso adelante en la competición familiar y recobrar la confianza en sí con una contundente imagen y un buen resultado en un estadio siempre y en todo momento hostil.
Se quedó a medias en el primer objetivo, mas no en el segundo merced a un gol en el último suspiro de Lewandowski, en una noche muy singular en la capital del Turia, que se vistió de gala para obsequiar a David Villa y brindarle el homenaje que la pandemia le privó cuando se retiró de los terrenos de juego.
Xavi fue poco revolucionario en el momento de elaborar el once inicial. Dio continuidad a Ousmane Dembélé en el extremo y sostuvo su confianza en los cuestionados Sergio Busquets y Jordi Alba. Sorprendente y significativo que 4 de los fichajes que el club materializó el pasado verano para impulsar el proyecto (Raphinha, Marcos Alonso, Bellerín y Kessie) empezaran el encuentro desde el banquillo. Asimismo fue suplente Ferran Torres en su regreso a ‘casa’. Balde volvió a ejercer de lateral derecho para procurar frenar a un Samuel Lino singularmente inspirado en el comienzo de la época.
El brasileiro, sin ir más allá, tuvo la primera ocasión del partido tras el único fallo que cometió Koundé en la primera mitad. Atajó bien, con solidez, Ter Stegen. La fogosidad local no duró más de 5 minutos: el Barça se hizo con el dominio del balón e interpretó realmente bien el juego para ‘desactivar’ al vehemente equipo de Gennaro Gattuso. Tuvo paciencia y aprovechó los espacios que produjo y halló. Solo faltó contundencia en el área contrincante. Ansu Fati, tan persistente como errante, malgastó dos aproximaciones clarísimas. Primero desperdició una pérdida en salida de balón de Mamardashvili y, después, no fue capaz de batir al georgiano en un codo con codo que le ‘regaló’ Pedri. Por si no fuera suficiente, la joya de la Masia asimismo vio como le anularon un tanto por fuera de juego. Un último disparo suyo con la zurda no halló portería.
Lewandowski, agobiado en ciertos instantes, asimismo estuvo muy cerca de marcar ya antes del reposo, mas su remate de cabeza se estrelló contra la madera. Koundé, con una excepcional acción protectora para frustrar una conducción peligrosísima de Justin Kluivert, puso el punto y final a una primera parte que Cavani y Eric Garcia no pudieron terminar por lesión. Les reemplazaron Marcos André y Marcos Alonso, respectivamente.
El mensaje de Xavi en el primer momento de la reanudación fue elocuente: Raphinha, Ferran Torres y Gavi acentuaron los ejercicios de calentamiento que comenzaron en el entreacto. Asimismo llegó de forma instantánea, antes que los repuestos pudiesen ingresar al ‘verde’, un susto de dimensiones notables. Lino avanzó al Valencia con un remate en el segundo palo, mas el gol fue cancelado apropiadamente por manos anteriores de Marcos André. Si bien el marcador no se moviese, desde ese momento el guion del compromiso adquirió un definido tono ‘che’. Empujados por su estruendosa afición, los alumnos de Gattuso probaron la capacidad de sufrimiento barcelonista.
Si bien lo procuró, el Barça no halló la fórmula para reconquistar la calma. El partido se transformó en un ‘correcalles’ lleno de imprecisiones de los dos equipos. La intensidad de todos y cada uno de los futbolistas dio poco margen al futbol. Hubo mucho estruendos y pocas nueces hasta el tiempo de añadido. Pasaron muchas cosas, prácticamente todas totalmente insignificantes, hasta el momento en que el Valencia solicitó un penalti por inexistentes manos de Piqué, que debió entrar en escena por la lesión de Koundé. En el minuto 85, Ferran Torres y Raphinha fallaron de forma sucesiva e incomprensible a puerta vacía.
Cuando el partido parecía dirigido al empate, cuando el cansancio de los jugadores antojaba prácticamente imposible que no se firmasen las tablas, apareció el de siempre y en todo momento, Robert Lewandowski, para salvar al Barça. El polaco remató perfectamente un centro de Raphinha y se apuntó un tanto muy valioso, su decimoctavo con la flexible blaugrana, en la lucha por la Liga.
Xavi fue poco revolucionario en el momento de elaborar el once inicial. Dio continuidad a Ousmane Dembélé en el extremo y sostuvo su confianza en los cuestionados Sergio Busquets y Jordi Alba. Sorprendente y significativo que 4 de los fichajes que el club materializó el pasado verano para impulsar el proyecto (Raphinha, Marcos Alonso, Bellerín y Kessie) empezaran el encuentro desde el banquillo. Asimismo fue suplente Ferran Torres en su regreso a ‘casa’. Balde volvió a ejercer de lateral derecho para procurar frenar a un Samuel Lino singularmente inspirado en el comienzo de la época.
El brasileiro, sin ir más allá, tuvo la primera ocasión del partido tras el único fallo que cometió Koundé en la primera mitad. Atajó bien, con solidez, Ter Stegen. La fogosidad local no duró más de 5 minutos: el Barça se hizo con el dominio del balón e interpretó realmente bien el juego para ‘desactivar’ al vehemente equipo de Gennaro Gattuso. Tuvo paciencia y aprovechó los espacios que produjo y halló. Solo faltó contundencia en el área contrincante. Ansu Fati, tan persistente como errante, malgastó dos aproximaciones clarísimas. Primero desperdició una pérdida en salida de balón de Mamardashvili y, después, no fue capaz de batir al georgiano en un codo con codo que le ‘regaló’ Pedri. Por si no fuera suficiente, la joya de la Masia asimismo vio como le anularon un tanto por fuera de juego. Un último disparo suyo con la zurda no halló portería.
Lewandowski, agobiado en ciertos instantes, asimismo estuvo muy cerca de marcar ya antes del reposo, mas su remate de cabeza se estrelló contra la madera. Koundé, con una excepcional acción protectora para frustrar una conducción peligrosísima de Justin Kluivert, puso el punto y final a una primera parte que Cavani y Eric Garcia no pudieron terminar por lesión. Les reemplazaron Marcos André y Marcos Alonso, respectivamente.
El mensaje de Xavi en el primer momento de la reanudación fue elocuente: Raphinha, Ferran Torres y Gavi acentuaron los ejercicios de calentamiento que comenzaron en el entreacto. Asimismo llegó de forma instantánea, antes que los repuestos pudiesen ingresar al ‘verde’, un susto de dimensiones notables. Lino avanzó al Valencia con un remate en el segundo palo, mas el gol fue cancelado apropiadamente por manos anteriores de Marcos André. Si bien el marcador no se moviese, desde ese momento el guion del compromiso adquirió un definido tono ‘che’. Empujados por su estruendosa afición, los alumnos de Gattuso probaron la capacidad de sufrimiento barcelonista.
Si bien lo procuró, el Barça no halló la fórmula para reconquistar la calma. El partido se transformó en un ‘correcalles’ lleno de imprecisiones de los dos equipos. La intensidad de todos y cada uno de los futbolistas dio poco margen al futbol. Hubo mucho estruendos y pocas nueces hasta el tiempo de añadido. Pasaron muchas cosas, prácticamente todas totalmente insignificantes, hasta el momento en que el Valencia solicitó un penalti por inexistentes manos de Piqué, que debió entrar en escena por la lesión de Koundé. En el minuto 85, Ferran Torres y Raphinha fallaron de forma sucesiva e incomprensible a puerta vacía.
Cuando el partido parecía dirigido al empate, cuando el cansancio de los jugadores antojaba prácticamente imposible que no se firmasen las tablas, apareció el de siempre y en todo momento, Robert Lewandowski, para salvar al Barça. El polaco remató perfectamente un centro de Raphinha y se apuntó un tanto muy valioso, su decimoctavo con la flexible blaugrana, en la lucha por la Liga.