Lección del Rayo en el Pizjuán, con maestría de Alvarito (0-1) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

El Sevilla 2022-23, el concebido por Monchi, José Castro y José María del Nido Carrasco, prosigue amontonando frustraciones para los suyos. Sexto partido liguero disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán y otra derrota, esta vez contra un Rayo Vallecano que aprovechó la velocidad, bendita cualidad en el futbol, de Álvaro García, un seguidor más de la causa sevillista, para acrecentar esa sensación de impotencia que ha anidado ya entre los fieles de la fe balompédica establecida en Nervión.
Solo quitan el derbi en el Benito Villamarín y la despedida en casa frente a la Real Sociedad ya antes del parón mundialista y los nubarrones no pueden ser más oscuros.

Todo tiene su lógica, no obstante. El Sevilla era un equipo mal parido desde el pasado verano desde su dirección deportiva, con futbolistas clonados de mediocampo cara arriba sin el físico preciso para jugar al futbol en cualquier competición exigente, ya sea la de España, como es el caso, o cualquier otra del continente europeo. Da lo mismo que el adiestrador sea Julen Lopetegui, el hombre que marcó la filosofía en esa elección de las piezas, o Jorge Sampaoli, la cuestión es que los sevillistas carecen de velocidad, de capacidad para romper en los espacios, de ganar duelos mediante la velocidad. Todo ello conduce a una sensación de no poder que termina hundiendo a cualquiera, por más que sí sepan tocar la pelota.

El Sevilla, eso sí, ya ha cancelado la capacidad de sorpresa, es muy leal a sí mismo. ¿Por qué? Simple, la primera mitad era de nuevo un auténtico desastre. Como contra el Copenhague esta semana y como mil días más. Da lo mismo las combinaciones que inventen Sampaoli, Lopetegui o el que se siente en el banquillo si fuesen precisos más cambios, la genuina realidad es que la plantilla perpetrada por Monchi, Castro y Del Nido Carrasco fue un mal parto hasta el cierre del último mercado y no hay forma de sacarle más partido.

El adiestrador argentino volvía a elaborar un equipo sin un 9 puro, una de esas alineaciones que tal vez hubiesen servido para abrasar en una pira a Lopetegui de ser aún el máximo responsable técnico. El Sevilla salía al campo para encarar el juego con Lamela como pieza más adelantada y con Januzaj comenzando como titular. Era un sistema similar a un 1-4-1-4-1 en el que Joan Jordán era el cierre en el centro del campo por delante de los 4 zagueros. Más arriba estaban Januzaj, Óliver Torres, Rakitic y Isco, al tiempo que Lamela era el punta.

Con el paso de los minutos, Sampaoli fue alterando la situación de esas piezas y prácticamente desde el ecuador del primer periodo ya era Isco el futbolista más adelantado por el centro a fin de que todo fuera más lógico con Lamela y Januzaj, dos clones para lo bueno y para lo malo, en todos y cada uno de ellos de los costados. Mas, por más que Desio le indicara al primer adiestrador en la banda, era imposible, el enorme inconveniente de este Sevilla es que la mayor parte de sus futbolistas, sobre todo del mediocampo para arriba, carece de la mínima velocidad exigible en la Primera División.

Ni Isco, ni Rakitic ni Óliver Torres son capaces de mudar de ritmo, de romper en velocidad nunca y tampoco de sostener un esprint sostenido ni tan siquiera alén de diez metros de distancia. No es extraño, por lo tanto, que se den situaciones como las que le afeaban a un medio centro brasileiro llamado Moacir hace un montón de años. Los contrincantes les quitan el balón llegando por atrás y en el primer acto de este Sevilla-Rayo Vallecano le sucedió a Isco (22’) y asimismo a Rakitic (42’). Es más, en el caso del suizo que jugaba para Croacia no había una sola vez que no controlara el balón cara atrás para resguardarse y que no facilitase el repliegue de los contrincantes.

El Rayo Vallecano tardó poco en caer en la cuenta de esas circunstancias y en el minuto 6 ya tenía la primera ocasión clara para anticiparse, una jugada que no se da ni en las categorías más inferiores. Un simple despeje orientado de Catena, ¡en el minuto 6 y cuando no hay plomo en las piernas de los protagonistas!, dejaba totalmente solo a Camello en su arrancada desde la línea del centro del campo. Gudelj se vio impotente para alcanzarlo y, por fortuna para el Sevilla, el delantero rayista se tropezó con el balón en el último control y la pelota le llegó mansamente a Dmitrovic, que esta vez defendía los 3 palos.

El Sevilla se había salvado, como anteriormente lo había hecho en un disparo de Isi (2’) y asimismo volvería a acontecer en una pérdida absurda de Rakitic al virarse de espaldas que forzó a Dmitrovic a hacerle un auténtico paradón con el pie a Camello. La solución de Sampaoli en el intermedio pasó por meter a Papu Gómez y Rafa Mir por Rakitic y Januzaj.

El equipo, por lo menos, no fue a peor, tampoco a mucho mejor, aun debió anticiparse mediante Rafa Mir en una doble ocasión en la que lo tuvo todo a favor para haber batido a Dimitrievski en una buena jugada de Marcao, Joan Jordán, Papu Gómez, Isco y, para finalizar, el gigante de Cartagena. En el primer disparo no pudo educar el golpeo; en el rechazo del portero estaba sin meta y le faltó calidad para empujarla.

El Sevilla la había tenido y era una patentiza de que tarde que temprano lo iban a pegar mediante la velocidad. Hasta el momento en que llegó sobre la hora de juego. Una pérdida de Lamela, un pase largo de Unai López y Álvaro García, con su velocidad, se ocupó del resto. Gol del Rayo y la impotencia sevillista se multiplicaba hasta el infinito. Los blancos sí mostraron un tanto de orgullo, lo procuraron, mas era para nada. Cabe insistir en que esta vez a Monchi le salió el cuadro como la restauración del Ecce Homo de Borja, qué pena, peor es imposible.

TiroAlpalo