El Sevilla ha sufrido este sábado la cuarta derrota en el campeonato 22-23 de Primera división. El equipo entrenado por Julen Lopetegui ha perdido 0-2 con el Atlético de Madrid en la séptima jornada. Frente al Atlético los hispalenses mostraron su peor cara. Fallando atrás en la salida, sin pegada arriba y con unos fichajes que no están justificando su llegada.

En este escenario Simeone sacó un equipo con mucho oficio mandando a Witsel al mediocampo. Informó Morata pasados los veinte minutos, mas el gol llegó en el 28, tras perder una pelota la zaga local, llegando la bola a Marcos Llorente, que volvía a jugar cerca del área. El centrocampista le pegó con el ánima y volvió a festejar un gol suyo 17 meses después.

Se deshacía el Sevilla como un azucarillo frente a un Atlético pragmático que llevaba el partido al campo local. Y los minutos corrían en contra suya, con la grada abroncando a los suyos y Lopetegui camino del cadalso. La segunda parte, a pesar de los cambios en las filas hispalenses, fue un deseo y no puedo. Y en el minuto 56 un balón largo de Oblak fue peinado por Morata, peleado por Cunha y el 'nueve' de la selección se plantó ante Bono y lo batió picando la bola. Partido cerrado, Lopetegui sentenciado.

La vagancia del Sevilla, de los jugadores y de la grada, retrataba el mal instante de un equipo que ha perdido el gen competitivo que transformó en su día Nervión en un fortín. La segunda parte fue un camino plácido para un Atlético que si llega a estar fino sale del Pizjuán goleando a los locales. Bono evitó la manita rojiblanca en el tramo final y el choque acabó con bronca monumental al palco del sevillismo con Lopetegui ya resignado aguardando ser despedido.