Campeón de invierno, con lo justo (0-1) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

Con toda la afición en su sitio, la del Girona, evidentemente, mas asimismo la del FC Barcelona. La mayoría rojiblanca no ocultó que en esta urbe hay mucho culé y a ninguno de ellos se le prohibió lucir sus colores, como tampoco pasa en el Camp Nou, ahora que está de tendencia decir lo opuesto. Girona está tan cerca, visto desde la perspectiva de la península ibérica, que las influencias son insuperables y, por poner un caso, los cantos utilizan exactamente las mismas armonías, aunque con diferentes letras.
El frío dio la bienvenida a los 2 equipos. Un frío seco, de esos que ese que se incrusta, que paraliza. quizá por tal razón, más allí de la intensidad más o menos obligatoria que impone la Primera División, el primer tiempo fue un pelmazo. Sin ocasiones claras, sin un futbol fluido, con pérdidas incesantes y con demasiado temor a perderla, que es el peor temor que puede tener un futbolista.
 
Lo más señalado fue una pérdida de Dembélé en la que el balón llegó a Riquelme. El futbolista, cedido por el Atlético, se la puso en profundidad a Yan Couto, que se durmió en el área y terminó pidiendo penalti. Al final sacó un córner que terminó en nada. En el otro área, otra pérdida, en un caso así de Gazzaniga, la recogió Ansu y se la cedió a Dembélé, que remató de primeras. El meta corrigió su fallo para mandar a córner.
 
Tampoco terminó en nada. Nada, de verdad, fue el substantivo que definió los primeros cuarenta y cinco minutos, un tostón helado de dimensiones astronómicas. Lo mejor fue, para probar la tesis, las acciones protestadas por los dos equipos. Con una amarilla que se llevó Pedri y a la que prosiguió otra para Xavi. La vio asimismo Castellanos por una entrada sobre Busquets.
 

Xavi ordenó en el vestuario aumentar el ritmo y parte del equipo lo entendió: Pedri arrancó desde el centro y su jugada acabó en un disparo de Raphinha alto, otro más, una vez más, ya son muchas, no solo hay que acabar alguna bien, sino ser más regular, eso es el fútbol moderno... En fin. Gavi entendió lo del ritmo a su manera y se ganó la amarilla por una durísima entrada sobre Arnau, que, a sus 19 años, le sobra calle. La respuesta la dio Oriol Romeu con otra durísima entrada, incluso más, sobre Kounde. Esta vez no hubo amarilla. Cosas de la presión mediática. Casemiro tampoco se las llevaba. Lo cierto es que el Barça había arrancado distinto, más veloz, más dinámico, más feroz y aguerrido. En parte, eso es así, por la entrada por la banda izquierda de Jordi Alba por Marcos Alonso.

 Tan indispensable semeja este juvenil con documento de identidad de veterano que fue un revulsivo. El lateral zurdo cambió el partido produciendo riesgo una vez tras otra y, en una de ellas, tras una gran jugada colectiva a ritmo de cuchillo afilado, terminó en un centro suyo que Gazzaniga (grave error) no blocó y dejó que Pedri marcara a placer. La lata no estaba abierta, sino pateada por cientotos y cientos de pequeños jugando al bote-bote'. La contestación la tuvo Arnau, superando a Ter Stegen, mas en fuera de juego, lo que no invalida la sangre fría que tuvo para echar al suelo al alemán antes de delimitar.
 
El FC Barcelona, tal y como si lo tuviese todo hecho, tal y como si jugar un partido completo estuviese prohibido, comenzó a dormitar echándose en brazos del frío entorno al que solo caldeaba Montilivi. Ahí debió aparecer Araujo, al que la temperatura le importa un bledo, para eludir el empate bajo palos. Kounde, que tampoco está para amistosos, copió más o menos la acción del charrúa al lado de Stuani. No son media defensa, lo son toda. Luego vino algo de insensatez. Arriba y abajo sin freno, sin control, sin paciencia y sin respiro. Los unos, para empatar, precisaban meterle ritmo: a los otros, para que no les empatasen, les tocaba frenar. Fue una mezcla de las dos actitudes la que metió en un especie de caos difuso el último cuarto de hora. De ello se benefició el Girona, que hundió al f.c. barcelona ens su área. Lo procuró Stuani y Valery, mas la tuvo clarísima en el área pequeña Iván Martín, que remató fuera.
 
Tan desdibujado estaba el FC Barcelona que Jordi Alba reventó abroncando a sus compañeros pidiendo orden y progreso, como lo de Brasil, mas en versión blaugrana. Y es que el FC Barcelona, que terminó sin delantero puro, se ha abonado a los servicios mínimos. Montilivi rugía y solicitaba sangre en todos y cada acción, lo que encendió los ánimos de Muñiz Ruiz y terminó expulsando por protestar a Michel.

TiroAlpalo