Segunda victoria sucesiva para el Girona que va a ver de qué manera en su mejor instante la Liga se frena para dar paso al Mundial de Qatar. Su contrincante, el Elche, no llegaba en buen instante, como viene siendo la tónica de toda la época y volvió a quedarse sin sumar en casa. Nada comenzó bien para un Girona que vio como Yangel Herrera debía solicitar el cambio por lesión.

La sobrecarga pesó en el venezolano, que partió nuevamente desde el once titular. No sería lo peor que les ocurrió a los de Míchel, puesto que no supo parar a un Elche que, a lo largo de una buena parte del primer tiempo, sacó todo lo sensible para revertir la situación que están padeciendo.

Los de Mantecón comenzaron mejor y eso les dejó avanzarse en el marcador con una buena jugada de Lirola. Al Girona le tocó, como tantas otras veces bogar.

Siguiendo con el guion, el tanto ilicitano no fue suficiente para despertar a los rojiblancos, vestidos de camuflaje para la ocasión. Al minuto de sacar de centro, los locales volvieron a informar con un testarazo al palo. El protagonista fue Collado, exactamente el mismo que ya disparó al palo ya antes de ponerse por delante.

No fue nada nuevo ver a Míchel enormemente expresivo y enojado en el área técnica. Los verdiblancos ganaban en sacrificio y eso era algo que no iba a permitir el técnico vallecano. Ni con la madera de Aleix García se conformó el míster gerundense.

El encuentro se adjudicó la etiqueta de ramplón. Los duelos se midieron al máximo y la tensión se palpó en todos y cada minuto que agregaba el crono. Toni Villa pudo irse a la calle por un pisotón sobre Guti en la parte posterior de su tobillo, mas asimismo se pudo ir con empate a los vestuarios, tras un gol cancelado a Romeu que el árbitro sentenció señalando falta en ataque. Oriol, sin dar crédito, estuvo un buen rato pidiendo explicaciones y, como , el cuerpo técnico visitante.

La insistencia y reiteración en el cuadro catalán fue clave para hallar un premio que llegó ya antes de la primera parte. Iván Martín sumaba su segundo gol en su segunda aparición, y eso que sus compañeros aseguran no verle marcar ni en los adiestramientos.

Mucho mejor comenzó el combinado gerundense en el segundo tiempo. 7 hombres se pusieron en la línea del centro del campo antes que González Fuertes volviese a reiniciar el juego, motivo suficiente para dejar claro a los locales que iban a por todas y cada una.

Así el Girona comenzó a coger el estrellato que le caracteriza. El juego fue de nuevo su mejor arma para crear riesgo y fue dejando pequeños avisos al cuadro ilicitano que, además de esto padeció una presión más intensa por los catalanes. En consecuencia, les costó más salir, favoreciendo ciertos balonazos cara campo contrario.

El Elche, de más a menos, fue retrocediendo metros hasta el momento en que se vio prácticamente acorralado. Arnau Martínez aprovechó el instante del partido para acudir a un Taty que, esta vez, no disculpó. Fue ahí cuando el Martínez Valero se vino abajo y se sintió con perfección la situación por la que pasa el Club. Ni afición ni jugadores semejan hallar explicación a lo que ocurre en tierras alicantinas. Mientras, Oriol Romeu al larguero.

El Girona deseó más y no dejó de buscar riesgo. Lo halló asimismo a balón parado, donde probó una de sus mejores bazas merced a los balones de Aleix García que acompañan siempre y en toda circunstancia con un nudo.

Con más corazón que cabeza dio el Elche su último empujón, mas se vio con fuerzas flacas para eludir una nueva derrota que terminó con una pitada monumental por su afición.