La tercera derrota seguida del Girona es ya una realidad, con razonamientos demasiado similares a los que terminaron conduciendo a las precedentes frente al Betis (2-1) y la Real Sociedad (3-5). Correa, con un gol a los 4 minutos, y otro aprovechando un regalo de Juan Carlos al comienzo de la segunda parte, fue el verdugo que castigó al equipo de Míchel, que por más que tenga la posesión e intente una escenificación atrayente y valiente, no termina de salir adelante para transformar las sensaciones en puntos, que al fin y al postre es lo que vale.

Reinildo ➡️ Griezmann ➡️Correa
Así se gestó el primero del Atleti ante el Girona.#LaLiga #LaCasadelFútbol pic.twitter.com/apcmsVfP2R

— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) October 8, 2022

Este sábado se lo puso demasiado simple al Atlético de entrada, y si bien desde el gol de Riquelme consiguió asustar a los colchoneros, sobre todo con los remates de Aleix que Oblak desvió prodigiosamente al palo no le bastó para puntuar cuando probablemente lo habría justo. Al final el meta del Atlético salvó a los suyos en la última media hora después de ser un espectador de mucho lujo hasta ese momento. El del Girona, en cambio, obsequió un gol. Y esto en Primera cuenta.

La consigna, o más que eso, la obsesión de Míchel ya antes del partido era lograr de una vez por siempre dejar la portería a cero esta temporada. Mas, una vez más, el plan se fue a pique, esta vez, prontísimo, demasiado, apenas a los 4 minutos de juego. Primer desajuste protector, y barraca del contrincante, una pesadilla que no por famosa, deja de provocar escalofríos una y otra vez.

Reinildo birló el balón, abrió el juego adelante, lo filtró a Griezmann, y este se sacó una asistencia al segundo palo que halló a Correa. Solo debió empujar el balón en la portería, superando a Javi Hernández. Ya es mala suerte asimismo que el Girona aterrizase en el Metropolitano exactamente el día en que el francés, con su traspaso del Barça regulado, era de nuevo titular y podía jugar tanto como quisiese.

Algo falla, está claro, por el hecho de que tras 8 jornadas cualquier mínimo detalle penaliza al Girona. En el Metropolitano, viéndose con el marcador en contra tan temprano, al equipo le faltó un hervor para comenzar a intranquilizar la portería de Oblak. Desde la media hora de juego tal vez sí que el Girona, desde la posesión, fue ganando terreno al Atlético hasta el punto de que algún silbato se escuchó en la grada. Arnau, con un pase de la muerte que cogió a Oriol Romeu demasiado forzado y, sobre todo, un cabezazo de Yangel Herrera al máximo del reposo que salió fuera tras una falta servida por Aleix, fueron las acciones más peligrosas.

En la recta final de la primera parte, no obstante, el Atlético asimismo tuvo las suyas. Cunha, un par de veces, hizo lucir a Juan Carlos. Los locales, que con el 1-0 tanto temprano tampoco tenían prisa, terminaron descubriendo que con contragolpes veloces hacían padecer duro a un Girona con contrariedades para replegarse, sobre todo en una banda izquierda donde Miguel padecía duro. Tanto padecía que Míchel le cambió al reposo por Valery, y asimismo reemplazó a Arnau (que había recibido una dura entrada de Giménez un poco antes del reposo).

Los planes no tardarían en regresar a derrumbarse, nuevamente por un fallo propio escandaloso, que además de esto se veía a venir desde hacía días. Mucho salir con el balón controlado, mucho tocarlo entre los porteros y los defensas, y mira por dónde Correa va a la presión y el portero hace un pase que termina con el 2-0 en el marcador. En contraste a la primera parte el Atlético no se durmió y fue a buscar al tercero, mientras que el Girona procuraba restituirse del golpe. Con chispas de Rodrigo Riquelme deseó acercarse al área de Oblak. Y halló el gol de la esperanza en el minuto 65. Justo cuando Simeone ya daba el partido por cerrado y sacaba del campo de una vez a Griezmann, Cunha y Carrasco. Riquelme, la perla que el Atlético tiene cedida a Montilivi, lo probaba desde la frontal, la pelota rozaba en Giménez, y entraba en la portería.

Los últimos 20 minutos fueron muy abiertos, nada que ver con lo visto hasta ese momento. El Girona, no obstante, podía pensar y, en verdad, tuvo el empate al alcance, en un remate de Aleix Garcia que Oblak prodigiosamente para el Atlético desvió al palo y a córner con una mano salvadora. Y exactamente los mismos protagonistas volvieron a aparecer a 5 minutos del final, y nuevamente el meta local fue providencial en un disparo que iba a la escuadra. El 2-2 no llegó, sí, por poco, mas ahora, 7 puntos de 24, obLigan a no fallar contra Cádiz, Almería y Osasuna, que van a llegar seguidos en apenas una semana, si no se quiere que las primeras emergencias sean una realidad.