La Real deja todo de cara para pasar como primeros de grupo (0-2)

La Real Sociedad asimismo ganó en Chipre. 5 de 5, en un registro limpio, que le dejará hasta perder por la mínima frente al United en Anoeta en la jornada final, en la que debería asegurar una primera plaza que le deje sortear una eliminatoria frente a los clubes que caen de la Champions. Los realistas probaron que han aprendido la lección en los últimos tiempos y, si bien el triunfo en Old Trafford podía cargarles de tensión, la verdad es que este año sí que han acreditado ser superiores a los dos equipos menos poderosos del conjunto, como son el Sheriff y el Omonia.
Al final, daba la sensación de que había un duelo entre cuál de los dos conjuntos era el más enclenque y la verdad es que tras lo visto el día de ayer quedó ratificado que los chipriotas tenían un nivel más próximo a la Segunda B que a la categoría de plata. Con una convocatoria en cuadro, en medio de una barahúnda prácticamente inhumana de partidos, los guipuzcoanos no tuvieron excesivos inconvenientes para llevarse los 3 puntos de la isla.

Lo consiguió, además de esto, en la primera vez que salió de comienzo con el 4-3-3 que no empleaba desde hacía muchos meses y merced a los tantos de Robert Navarro y de Brais Méndez, uno en todos y cada parte, que certificaron la evidente superioridad de los realistas. Ya solo queda el United para firmar un pleno de victorias en la fase de conjuntos por vez primera en la historia txuri-urdin, lo que invita a meditar en cosas chingonas, como acostumbraba a decir Chicharito.

Imanol fue de nuevo leal a su personalidad y no rotó tanto como se pensaba. En las horas anteriores al duelo brincó la nueva de que el proceso gripal de Sorloth podía haberse propagado, mas la realidad es que solo eran catarros y la mayor parte se hallaba en condiciones de jugar. Con 8 bajas, el pilar que descansó fue Brais. El resto terminó siendo aproximadamente lo aguardado. En la zaga salieron Aritz, Zubeldia, Pacheco y Rico. En el centro del campo, retornó la pareja Guevara e Illarramendi, con Merino y Navarro por delante por vez primera de comienzo en lo que llevamos de campaña (que ya iba siendo hora, se lo merecía), al tiempo que en punta, la pareja de Kubo esta vez fue Karrikaburu. El navarro repetía titularidad frente a los chipriotas, tras no haber tenido demasiado éxito en el duelo de Anoeta en un partido para olvidar pese a la victoria. En suma 6 cambios con respecto al equipo que perdió en Valladolid (donde se comenta que el plantel llegó considerablemente más limitado por los procesos virales), mas, una vez más, una alineación identificable para llevarse los 3 puntos en frente de un contrincante enteramente inferior, como acreditó en Donostia.

La Real fue meridianamente superior a los chipriotas ya antes del reposo, mas, como sucedió en Anoeta, le costó demasiado plasmarlo en el marcador. Su dominio fue absoluto y, si bien no estuviese demasiado refulgente, sus ocasiones fueron llegando poquito a poco. Rico fue el primero en probar suerte antes que Kubo, en una asistencia de Navarro que podía haber definido mismo, chutase fatal. Al propio nipón se le escapó un disparo fuera tras hurtar otro balón en la presión y Karrika dejó solo a Navarro que, en vez de buscar su mejor pierna, optó por jugársela con la menos hábil sin suerte. Pasaron bastantes minutos hasta el momento en que Aritz, que estaba con ganas, firmó una enorme jugada que terminó acabando Rico con otro disparo desviado. En los minutos finales, los realistas acentuaron su dominio: Navarro volvió a chutar mal un pase de Aritz y Karrikaburu, en un servicio de Illarra, estuvo a puntito de asombrar al meta en una media vuelta marca de la casa. Poco después, con todo en su favor, mandó a las nubes un córner botado por Kubo. Ya en la prolongación, el capitán dibujó un centro con música que Navarro, de cabeza, aprovechó para poner por delante a los suyos. Una acción clave para lo que estaba por venir y que premiaba la insistencia del de Elizondo frente a unos locales que eran tan enclenques como todos recordábamos de su paso por Anoeta.
En la reanudación, el técnico decidió dar entrada a Brais y Pablo Marín, la sensación de Valladolid, por Kubo y Merino en un movimiento que parecía preparado desde el arranque del duelo. El gallego no tardó en confirmar que va sobrado y estuvo cerca de anotar en un lanzamiento de falta que se le escapó alto. Tras un susto de Remiro, en una salida algo tardía en la que el delantero procuró el contacto sin éxito, llegó el segundo y terminante tanto en una valiente internada de Navarro, que terminó cediendo atrás una pelota que embocó con la seguridad que le caracteriza Brais.

En los minutos finales, la Real volvió a relajarse en demasía cuando estaba el gol-average en juego y no anduvo lejos de llevarse un serio desazón. Remiro, en una buena parada final, evitó un incidente inopinado que se podría haber evitado con aparente sencillez.

0-2, 5 de 5, un mérito excepcional de una Real que cada vez compite mejor en Europa y una situación ideal para conquistar un liderato que tiene considerablemente más mérito del que semeja en el momento en que te ha tocado en suerte uno de los clubes más poderosos de la competición antes que caigan rebotados los terceros de la Champions. La Real avanza de forma firme e inmaculada por el Viejo Continente, algo que ha aprendido tras llevar un par de años haciendo funambulismo para clasificarse para los cruces.
Ahora no va a poder fallar en una noche grande ante uno de los clubes más distinguidos de Europa, que va a llegar a Anoeta sin temor y totalmente persuadido de que es capaz de llevarse el triunfo por dos tantos de diferencia. Lo que no saben es que el éxito de la Real no es flor de un día y su confiabilidad es cada vez mayor, lo que le deja no sudar ante contrincantes de menor entidad, como el Omonia y el Sheriff, y encarar a clubes históricos sin complejos, como el United.

TiroAlpalo