El Madrid resiste a la pegada del City y deja la eliminatoria por decidir en Manchester (3-3)

Oda al futbol en sus manifestaciones y acepciones en el Santiago Bernabéu. Real Madrid y Manchester City nos dejaron el que bien puede ser el mejor partido de la época. 3-3 en el Bernabéu y todo abierto para una vuelta bella en Manchester en apenas una semana. Nos imaginábamos un partido vibrante. Un duelo directo entre la oda a la situación y a la maduración de la jugada y un culto a las transiciones veloces y letales. Mas lo que no tenía absolutamente nadie en el imaginario es que a los 90 segundos de partido brincaría todo por los aires.

En un Bernabéu cerrado, buscando multiplicar el efecto acústico de esas conocidas noches mágicas del coliseo blanco. Con un Carlo Ancelotti que sorprendía con Tchouaméni de central acompañando a Rüdiger. Y un City que salía frente al estupor global sin Kevin de Bruyne. Inconvenientes gástricos.

Con ese aura de partido grande señalaba el inicio del choque el galo Letexier. Y lo que afirmábamos, apenas habíamos tenido tiempo de pestañear que en una falta lateral supuestamente sin riesgo Bernardo Silva se ideaba una genialidad y dejaba retratado a Lunin. Cuando lo razonable era centrar, el luso, pretendido por el Barça desde tiempos inmemoriales, se la colaba por el palo corto al ucraniano.

Procuraba el control, la pausa, el cuadro ‘citizen’. Escenario ideal. Mas otra fase de insensatez en el minuto 13 provocaba un nuevo sismo en el partido. Camavinga anotaba el 1-1 con una conducción que se encontraba con la pasividad de Grealish y con un rebote que descuadraba por completo a Stefan Ortega.

Y a continuación, segundos después, una contra marca de la casa con pase al espacio de Vinicius a Rodrygo la acababa tenuemente el ex del Beatos. 2-1 y llevábamos menos de una cuarta parte de hora. En los próximos 30', ese choque de estilos tan radical desembocaba en alguna ocasión, mas el marcador no se movió hasta el reposo.

Guardiola proseguía con su apuesta ‘innegociable’ tras el ecuador. Y los de Ancelotti, en su salsa, castigaban cada mínimo fallo para trenzar transiciones de vértigo. Y con Vinicius y Rodrygo asociándose con precisión suiza.

Cuando más dudas tenía el City, Foden se orientaba en la frontal un pase de Stones y conectaba un zurdazo violentísimo para igualar y enmudecer por completo el feudo Madridista. 2-2 y insensatez absoluta con ración de bofetadas de Pep al atacante inglés.

Y en la mitad de esa inseguridad en el bando local, Grealish atraía a contrincantes cara la banda, jugaba por la parte interior con Gvardiol y el croata se sacaba otro latigazo con la menos hábil para hacer subir el 2-3. 'Unbelievable'. Primer gol del balcánico con el City, a propósito.

TiroAlpalo