El Atleti culmina su trilogía de terror. Fuera de Europa en Noviembre (2-1)

El Atlético de Madrid, desterrado de Europa en otoño. Una debacle impensable hace apenas unas semanas. Un fracaso así no se veía en el club desde el curso 2010-11, con Quique Sánchez Flores aún en el banquillo. Mas esta es la dura realidad de la que deberá levantarse Diego Pablo Simeone, inútil siquiera de lograr el premio de consolación de la Europa League. El cuadro colchonero cayó en Oporto (2-1), víctima de un primer tiempo miedoso y una reacción, tardía e deficiente, en el segundo.

El Atlético tenía la obligación de ganar al Oporto para asegurarse el salvavidas de la Europa League. De lo contrario, dependía de que el Bayer Leverkusen no mejorara su resultado en casa frente al Brujas, con el equipo belga jugándose el liderato del conjunto, en un partido que se disputaba a exactamente la misma hora. Los de Ferran Jutglà no pasaron del 0-0, certificando la debacle. El cuadro rojiblanco no quedaba eliminado de Europa

Con la decepción del 'KO' en la Champions aún a cuestas, Simeone aprovechó lo poco rescatable de la derrota sabático en el Nuevo Mirandilla para devolver 9 partidos después la titularidad a Joao Félix, goleador frente al Cádiz, al lado de Antoine Griezmann y Ángel Correa en ataque. Nunca vamos a saber si el mensaje del 'Cholo' caló en sus alumnos, pues el plan colchonero brincó por los aires a los 5 minutos.

La defensa rojiblanca quedó una vez más en patentiza. El lateral Pepe avanzó sin oposición hasta la frontal y filtró un pase para Evanilson, que en su intento imperfecto de rematar terminó centrando al segundo palo, donde Taremi se halló solo para empujar la pelota a la red. El maltrecho hilo que mantenía la ética colchonera se quebró.

El Atlético no levantó cabeza en toda la primera parte. Ineficaz en ataque, pasivo en la presión e inseguro atrás. Un equipo sin ánima ni pizca de rebeldía. Toda vez que se aproximaba al área, el Oporto podía marcar sin esmerarse demasiado. Bastaba un envío larga para patentizar las dudas de la defensa colchonera. Y el equipo luso, más veloz y violento, vencía cada disputa cerca del área contrincante.

Ya antes de la media hora cayó el 2-0. Un pase en profundidad que Savic parecía tener bajo control, mas el central se dejó comer la torrada por el vehemente Galeno. El veloz extremo frenó en la línea de fondo, levantó la cabeza y asistió atrás para el remate a quemarropa de Eustaquio. Si no salió peor parado el equipo madrileño fue por los reflejos de Oblak, que sacó con las piernas dos remates de Otavio y el propio Galeno.

Mejor tarde que jamás. El Atlético medró cuando Carrasco y Cunha sustituyeron a Saúl y Joao Félix, insignificantes. Con el belga enfrentando una y otra vez en la banda izquierda, Griezmann se multiplicó para lanzar pases filtrados desde la medular y rematar entonces en el área. El resultado podría haber sido otro si el árbitro no le hubiese cancelado un gol al francés por una falta anterior más que controvertible de De Paul.

Los reflejos de Diogo Costa, segurísimo bajo palos, abortaron entonces los remates de Correa, Carrasco y el propio Griezmann. Asimismo pudo sentenciar el Oporto en un segundo acto de ida y vuelta. Entre el yerro de Evanilson y las paradas de Oblak, enorme en frente de Galeno y Taremi, el cuadro luso se quedó con la miel en los labios. El tanto de Marcano en propia puerta en el último suspiro quedó en triste anécdota para el Atleti, desterrado de Europa.

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