Vini y Hazard suman los primeros tres puntos para el Madrid tras el susto de Karim Benzema (0-3)

El Madrid de Ancelotti se reconstruye sobre los cimientos del curso pasado. Soporta los lances extraños, maximiza sus opciones y termina resolviendo en su favor. Lo hace con una prestancia impecable, consecuencia del pedigrí y el oficio. En tantas ocasiones le hemos visto renqueante, al filo del KO técnico, y no obstante en tantas ocasiones ha renacido como el ave fénix.

Este martes, en Glasgow, lo mismo. Se despliega el Celtic. Llegan Giakoumakis, el admirado Jota y el veloz Abada, dispara al poste el capitán McGregor, aun Maeda dispone de su opción al comienzo del segundo periodo, asimismo se lesiona Benzema (un incidente en una rodilla cuyo pronóstico se ignoraba al cierre de esta edición), todo semeja irle en contra a los blancos, y no obstante su fondo de guardarropa desatranca el entuerto.

Brota Valverde, tan desorganizado como vehemente, se compenetra con Hazard, el substituto de Benzema, arranca por la derecha y contempla a Vinícius, que le acompaña desde el carril opuesto. Balón al punto de penalti y el brasileiro se come a Joe Hart, que nada puede hacer.

El 0-1 entontece a los escoceses, que se desnortan y ya se van del partido: 5 minutos después rifan el balón en el centro del campo y el Madrid vuelve a estirarse como un acordeón. Hazard le entrega a Modric, que juguetea en el área por unos momentos y marca el segundo con el exterior del pie. Y ya, tendida la red, el Madrid envuelve a otro contrincante y se lo merienda como un pequeño en el patio de la escuela.

Aun Hazard, tan costoso y desestabilizador y no obstante tan ilusionante para los blancos, goza de su instante. Un remate simple en el área pequeña le deja incorporarle un palo a la estadística.

0-3, alea vanagloria est. Con apenas 3 llegadas, 3 tantos. Es poco desprendido el Madrid. Ni se exhibe ni se agrada en demasía. Es, ante todo, muy profesional. Comprende los mecanismos de este deporte: ata en corto, sostiene el tempo y confía en sus elementos maestros, el saber estar de Kroos, la templanza de Modric y el corro de Vinícius.

Entre tanta parquedad, el brasileiro come aparte. Su fase de madurez ha llegado, es evidente. Ya no dispara al poste ni a la gradería, sino ejecuta con entereza, detalle que le transforma en un futbolista fiero, uno de los más determinantes del actual panorama.

TiroAlpalo