Harmony Tan, francesa con raíces camboyanas y vietnamitas, le aguó este martes la celebración del regreso a Serena Williams en Wimbledon. La estadounidense de 40 años, que no jugaba un partido de individuales desde el instante en que se lesionó el curso pasado en la primera ronda del Grand Slam británico, cayó por 5-7, 6-1 y 7-6 (7) en un duelo trágico que duró 3h11 frente a una contrincante de 24 años y 115ª del planeta, principiante en el campeonato y a la que adiestra la exjugadora Natalie Tauziat.

El ahínco elogiable y a la vez angustioso de Serena no fue suficiente, pues Tan no dio su brazo a torcer, ni tan siquiera cuando se vio con un 0-4 en el superdesempate final. “Estoy sorprendida”, reconoció tras soportar las embestidas coléricas de Serena y de hacerla a correr con especiales reveses cortados, dejadas y cambios de dirección, con los que respondía a los que ángulos que dibujaba con sabiduría la americana.

Resoplando, con la respiración al máximo, Williams se sujetó a la pista tras perder el primer set, barrió a Tan en el segundo y tuvo un saque para ganar el tercero. Después levantó un punto de partido para llegar a esa suerte final, nueva en el campeonato, que no manejó bien cuando se vio con una clara ventaja. Un fallo la dejó sin victoria en un major que ganó 7 veces. El 24º título de Grand Slam prosigue tan cerca y a la vez tan lejos para ella, cada más difícil. Lo procurará en el sitio donde ganó el primero, N. York. “En el US Open conseguí mi primer éxito y es un lugar muy singular para mí, así que estoy muy motivada para progresar y competir allá en casa”, prometió una Serena que no se rinde.