El Zaragoza estrena temporada con buen pie (2-0) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

No hay duda de que el año viene con bien. El triunfo por 2-0 del Real Zaragoza frente al Villarreal B en la jornada 1 de la Segunda División 23-24 es buen piscolabis, una muestra que afianza la fe y la ilusión de la afición en este proyecto de metarmorfosis masiva del plantel. Con un equipo aún tierno en su modo de operar, incompleto y con enorme margen para la mejora por delante, estos 3 puntos son gloria bendita. Comenzar en el mes de agosto con buen tiento es homónimo en estos lares de futuro floreciente.
Le costó romper a hervir al modernizado Real Zaragoza de medio campo cara arriba (atrás, es idéntico al reciente, por el momento). Salvo la primera jugada, en el minuto 1, cuando Maikel Mesa voleó en el segundo palo, alto, un centro de Gámez, el equipo de Escribá pasó 20 minutos de determinada torpeza en el comienzo de las jugadas, con demasiados fallos propios no forzados por un contrincante blando,como buen filial. El técnico mezcló el rombo del medio campo con muchos instantes en los que Mesa se fue a la izquierda y Moya se retrasó al lado de Aguado para hacer el doble pivote en la parsimoniosa (demasiado) salida del balón.

Debió haber una banderilla negra del Villarreal B, en el minuto 18, a fin de que los aragoneses espabilasen y metiesen dos velocidades más al motor. Ferrari excusó el 0-1, a quemarropa, tras un rechace inicial de Cristian Álvarez a un disparo cruzado de Tasende en el área. Realmente, el salvador fue, por su resolución y acierto, Nieto. El lateral se cruzó providencialmente para taponar un tanto seguro. De semejante susto brotó un rapto blanquillo que duró 5 minutos, tramo de muy frecuente ataque al área castellonense por parte local.

En el 20, Azón se quedó codo con codo ante Iker Álvarez tras un buen pase de Maikel Mesa, mas su definición fue mala, cruzando en demasía el balón, que se perdió a un metro del palo izquierdo. En el 21, inmediatamente, Bakis repitió escena, en un caso así tras un pase de 50 metros perfecto de Francés desde atrás completamente. Controló el germano-turco y, a placer, estrelló el potente chut contra el cuerpo de Iker Álvarez. No hace presos Bakis, siempre y en toda circunstancia dispara a matar. Esta pelota era para ponerla delicadamente. Otro estilo. Y en plena reacción zaragocista, en el 26, Moya recobró un balón en la línea de 3 cuartos, sujetó la pelota con la dirección a favor para pegar desde más de 20 metros y probó su poderío en el remate a larga distancia… solo que poniendo el balón medio metro por fuera del poste izquierdo, a media altura.

Acá debió decantar el partido el Real Zaragoza en su favor. Esta clase de acometidas son las que se echan en falta desde hace largo tiempo y, según parece, ahora existen. Mas hay que acertar. Se repitió el escenario del amistoso con el Stade Reims en el Pinatar Arena. No hubo buen tiento frente a los palos. Y hubo que dar merced a que Cristian Álvarez, para no perder las buenas costumbres, salvó nuevamente el primer tanto villarrealense en el minuto 27, cuando Ontiveros se fue solo cara el portal desde la línea de medios tras una contra patrocinada por la mala colocación de todo el equipo zaragocista en una pérdida en medio campo. El remate del ‘veterano’ del filial amarillo, con quiebro anterior a Gámez, lo sacó con la rodilla el argentino en un paradón del catálogo de milagros. El primero de curso.

De ahí al reposo, pesaron las piernas a todos. Jugar al futbol con 36 grados y una bochornera inaguantable es una cosa que va contra toda lógica. Son las cosas de empezar la Liga ya antes de la Virgen de Agosto en un sitio como España. De locos. Los visitantes no soportaban el balón más de 3 pases. Flojita su propuesta de dominio del juego, que correspondió prácticamente siempre y en todo momento al Real Zaragoza. Mas Aguado estuvo muy previsible, lo mismo que Moya, demasiado lento de ideas. Y por ahí el equipo se resintió. Es preciso circular con más velocidad. En verdad, las dos opciones mejores de gol llegaron en formato de contragolpe, con juego directo y pases largos a la espalda de los centrales contrarios. Dato este a tener en consideración. Con el balón en posesión, el Zaragoza es hoy en día simple de combatir.

Solo una ocasión más se produjo en este tramo grumoso: la firmó nuevamente Bakis, tras un fallo en la salida desde atrás del Villarreal B en un saque de puerta. Birló Mesa, asistió al ariete que, con todo a favor, tiró centrado e Iker Álvarez, nuevamente, rechazó con acierto. Por el momento, los porteros de los contrincantes foranos que pisan La Romareda son los mejores. Esa tendencia hay que mudarla con emergencia. Una parte de culpa está en los rematadores zaragocistas, evidentemente.

El segundo tiempo comenzó a las 22.05 con ¡33 grados de temperatura! Y La Liga había puesto este partido a las 19.00 el 12 de agosto… No hubo substitución alguna en el intermedio. El Villarreal B comenzó mejor en la reanudación. Más conectado. Ontiveros forzó una falta al filo del área, muy peligrosa, solamente rodar el balón. Y Ferrari tuvo el gol en su pie derecho en el 51 al acabar una contra veloz en la que ganó a Jair en velocidad y lo regateó. El remate se le marchó dos palmos fuera. Menos mal. El Real Zaragoza era en esa fase, nuevamente, un mar de imprecisiones. Aguado y Moya abusaron del pase horizontal, sin exceder líneas con la agilidad precisa.

La luz la trajo Maikel Mesa en el 56, tras una deslavada jugada de ataque que Azón llevó a trompicones en el área, con un rebote agraciado en un defensa contrincante que le cayó al canario. Y ahí, en la zona de los tantos, Mesa es mortal. Raso, puesto, supero a Iker por vez primera y destapó la lata de los tantos este año. El marcador se decantaba cara el lado bueno y La Romareda explotó. Ambientazo. Los nuevos comenzaron a sentir lo que es jugar con el viento de cola en este coliseo. El Villarreal B se quedó grogui y el equipo de Escribá reanudó el timón con exactamente el mismo porcentaje avasallador del primer tiempo.

Y 7 minutos después llegó el 2-0, un golazo de Francho por la escuadra, en un voleón desde la frontal tras el rechace forzado de un zaguero amarillo por la presión del inconmensurable Mesa. No tenía buen pie el canterano en toda la noche… la jugada venía de un centro suyo malo, pasadísimo de potencia. Mas el futbol tiene estas paradójicas reparaciones de las cosas. Un alegrón tremento de Francho, que merece por su buen verano un comienzo de curso tan refulgente. Un gol siempre y en todo momento lo es. Y más, de semejante factura. En un plisplás, el equipo de Escribá había solucionado el partido. Esto lleva por nombre pegada y solvencia. Cuánto se ha echado en falta a lo largo del último martirio de 3 años. De paso, medraron en aportación los Aguado, Moya, Francho, los laterales, pues con el marcador a favor se juega mucho mejor, por confianza y por el hecho de que el contrincante es más frágil. Romper ya antes el 0-0 va a ser para este Zaragoza mano de beato cuando se genere. Hoy costó prácticamente una hora. Demasiado.

Escribá dio minutos al final a Mollejo y Bermejo, recuperados por diferente vía en la recta final de la pretemporada, en la que no han participado. No abusó de las sustituciones para alterar el equipo en instantes de dudas. Apostó por su once inicial y confió en que ahí estaba el éxito. Otros días va a ser diferente. En frente, Miguel Álvarez hizo los 5 cambios en dos tacadas en busca del imposible. Se enfrentaron los últimos 10 minutos con un aire relajado. Grau reemplazó a un jaleado Aguado. Y poco después comenzaron Sergi Enrich y Valera. Noche redonda de novedades y buenas sensaciones.

En la mitad del galimatias propio de tanto parón, Valera se estrenó en el 86 con una asistencia perfecta de gol a Bermejo. Mas el ‘10’ probó su falta de puesta a punto en el codo con codo fácil o, quizás, su mal de siempre: la carencia de gol. Remató contra el cuerpo del portero, que estaba vendido. Hubo de ser el 3-0 y el redondeo final en alza.

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