Empate "duro" entre Huesca y Zaragoza (1-1) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

Uno más tenía el Real Zaragoza sobre el campo cuando López Toca mandó a la calle a Zapater en una estricta resolución que lo cambiaba todo otra vez. Un gol más tenían entonces los de Escribá, que se habían adelantado un poco antes aprovechando una roja a Pulimentado que pareció bastante más clara que la asignada al otro capitán. Con dos futbolistas menos se quedaba el partido. Y con dos puntos menos un Zaragoza al que todo se le había puesto de cara hasta el momento en que el árbitro, y el VAR, le dieron la espalda.
Los dos técnicos guardaron lealtad a su dibujo de cabecera, un 4-4-2 en el que Puche acompañaba a Giuliano, observado de cerca por Blasco, en los zaragocistas y con Joaquín al lado de Obeng en un Huesca con Juan Carlos entrando desde la izquierda.

Mas la batalla estaba en la medular, donde Francho y Zapater se batían en duelo con Timor y Sielva en pos de la gobernanza bajo la premisa básica de eludir por todos y cada uno de los medios pérdidas que pudiesen favorecer contragolpes, la palabra más temida por unos y otros. Joaquín es de los que más tablas muestra en ese género de escenarios y así quedó claro ya antes del primer cuarto de hora, cuando el blaugrana empezó una transición veloz tras una anticipación de Pulimentado sobre Giuliano para servir a Juan Carlos, mas Nieto impidió el duelo con Cristian y el balón quedó a los pies de Obeng, que disparó al poste.

El Zaragoza ya tenía el susto metido en el cuerpo y el Huesca, crecido, dio un par de pasos al frente. Juan Carlos probó a Cristian a media distancia sin ocasionar excesivos apuros al meta de un cuadro blanquillo que disponía del balón mas no del control de un choque que el Huesca parecía tener donde deseaba.

Escribá trataba de contestar amontonando presencia en el centro, con Bebé y Vada algo más centrados y Giuliano en constante movimiento para causar problemas al Huesca. Y vaya sí los creó, mas lejos de la zona de repercusión. En pleno círculo central. Allá, un Pulimentado exageradamente revolucionado entraba por detrás al argentino en una acción tan peligrosa como superflua y que le mandó de cabeza a la ducha. El fallo enorme del central descompuso a su equipo y dio alas al Zaragoza. Comenzaba otro partido plenamente diferente.

Ziganda respondió al roto a base de dedal y aguja y tiró de Rubén Pulimentado para recomponer la defensa, lo que sacrificó a Joaquín, otro respiro para un Zaragoza que aprovechó enseguida la superioridad numérica. Solamente reiniciarse el duelo, una internada de Gámez desde la derecha terminó con el balón, tras un mal control de Ratiu, en la bota derecha de Bebé, con todo cuanto eso acarrea. El disparo del luso superó sin remisión a Andrés y ubicaba al equipo de Escribá frente al mejor escenario posible.

Mas, apenas 8 minutos una vez que el capitán blaugrana enfilase el camino cara los vestuarios, el del Zaragoza recorría esa ruta tras levantar la bota cerca de la cabeza de Sielva en una acción que el árbitro castigó de forma excesiva. La roja a Zapater devolvió la ilusión a El Alcoraz y las dudas a un Zaragoza que había estado cerca de acrecentar la renta en otro acercamiento desde la derecha de Gámez tras hurtar el balón a Juan Carlos. El lateral, no obstante, reincidió en su equivocada elección en el centro y perdió la ocasión de noquear a un contrincante que encaró el temprano restablecimiento del equilibrio de fuerzas como una ocasión irrechazable para explotar la flojera de un contrincante confuso por el golpe.

Y tampoco tardó el Huesca en aprovechar el regalo del contrincante. Escribá, en una resolución muy controvertible, decidió no desplazar el banquillo para reconstruir el centro del campo y situó a Vada al lado de Francho desplazando a Puche a la derecha a la espera, quizás, del reposo o en pos de un mayor control de balón. La resolución se antojaba otro fallo y Obeng se ocupó de probarlo tras expedir a la red un rechace de un débil Cristian a disparo de Ratiu en el descuento anterior al reposo.

El tanto sicológico abocaba el tercer partido en un mismo encuentro. El segundo tiempo, ya con Alarcón en la medular, empezaba con un Huesca renovado que estuvo a puntito de marcar a los dos minutos por medio de un disparo de Ratiu que se encontró con una pierna bajo palos.

Mas el partido se adentró en una fase marcada por el temor a perder. Solo el desborde de Valentín alteraba la quietud impuesta por un Zaragoza que no deseaba más sobresaltos. Y apenas las hubo alén de un par de incisivas incursiones de Ratiu y un par de intentos de Timor y Miguel que se encontraron con Cristian.

TiroAlpalo