Dos cambios hizo Sergio en comparación con de la semana pasada en casa frente al Espanyol. Como afirmó en la anterior del encuentro, el entrenador del Cádiz volvió a confiar en Iza tras su partido de sanción y lo devolvió al once titular en menoscabo de Zaldua, que a pesar de su buen encuentro frente al once perico regresó al banquillo por culpa del empuje del portuense. Aparte del cambio en el lateral derecho, Sergio sorprendió otra vez con Bongonda, al que sí guardó en el once para sorprendo ed muchos contra el Espanyol mas al que sentó en Montilivi pese a que no pocos viesen detalles de calidad en el congoleño.
Su puesto lo ocupó Álex, que se puso en la banda izquierda recordando aquellos tiempos en los que Cervera, con tal de incluirlo en el equipo, le guardaba su rincón a fin de que se aportara su grano de arena en la posesión.
Y no solo ese dato recordó a Cervera este sábado en Girona, pues el Cádiz salió frente al conjunto catalán muy al estilo cerveriano, ya que los primeros diez minutos de juego se los pasó el Cádiz atrincherado en su campo y a la espera de fallos del contrario.
Sin ser concluyente, el dominio local fue progresivo en esos primeros acompases del encuentro. Diez minutos tardó el Cádiz en su salir de su escondite, si bien tampoco eso se tradujo a veces. La primera del encuentro fue del Girona, mas el cabezazo de Bernardo terminó en las manos de Ledesma, bien puesto en el centro de la portería tras un centro profundo de Javi Hernández.
A los 5 minutos de esa ocasión, en el 26 de juego, llegaría una nueva aproximación gerundense, mas nuevamente los locales se encontraron con Ledesma, que sacó los puños al centro de Arnau para eludir el remate de Castellanos, que las tuvo rígidas con los defensas amarillos a lo largo de todo el encuentro.
Informaba el Girona y el Cádiz no se alteraba. Cierto era que el dominio no resultaba peligroso y que lejos de intranquilizarse, se acomodaba el once amarillo. No obstante, el Girona proseguía a lo propio. Esta vez fue el colchonero Riquelme el que se agradó en el centro del campo para terminar con un centro que se fue pasado.
A la media hora llegó un lance que recordó a los cadistas que a su equipo asimismo le agradaba el balón, mas tras una eterna posesión no creó solamente que una contra no satisfecha del Girona.
Este tiempo soporífero de partido anestesió al Girona, que pudo irse al reposo bajo el marcador si en vez de Sobrino hubiese sido otro el que se plantara ante Juan Carlos solo tras un pase de Alcaraz facilitado por la zaga rojiblanca. El tímido e infantil disparo del manchego terminó en las manos del portero local para alivio de la parroquia anfitriona.
Y del tedio se pasó en la reanudación a el entretenimiento que trajo del vestuario el Cádiz, que en el 46' marcaba tras un centro de Iza del que Negredo sacó petróleo al alargar el balón para desde la línea de fondo y forzado meter un pase atrás con la derecha a fin de que apareciese de la nada Álex y rematase en semifallo que distrajo a Juan Carlos para adelantar al Cádiz en el día de su aniversario. ¡Qué regalo!
El gol ahogó al Girona y le dio alas al Cádiz, que pudo sentenciar si Negredo lleva a aprovechar el error grave de Bernardo, mas el cabezazo del vallecano no halló puerta.
Con 0-1, Míchel no se lo pensó y metió a Stuani, que de ahí de ahora en adelante se transformó en la pesadilla amarilla. La primera cosa que hizo el uruguayo fue cabecear fuera un saque de esquina. Ese cambio alteró un tanto la activa ascendiente del Cádiz, que prosiguió intentándolo por mediación de una conducción de Sobrino, que tras recorrer múltiples metros mandó cara atrás sin hallar a Negredo.
Introdujo un triple cambio Sergio, que senataba Negredo, San Emeterio y el lesionado Iza para meter a Joven, José Mari y Zaldua. Este parón, que se prolongó tras una disputa entre Chust y Castellanos, favoreció al Cádiz para frenar el empuje local. Pese a ello, el Girona volvió a la carga en el 66' tras un disparo al laguero de Tati Castellanos tras una enorme asistencia de Stuani.
Tremía el travesaño y tremía el Cádiz. Más lo haría en el 73 una vez que el recién entrado Cala se metiese en su portería un balón centrado al área. Para fortuna cadista apareció el VAR y anuló el tanto por agarrón de Castellanos al central hispalense, que confirmó no estar para muchos trotes.
Pudo sentenciar Ocampo, mas se mareó de tanto regate y no acertó a disparar entre los 3 palos. El mareo le duró múltiples minutos pues no acertó en ninguna de las contras que tuvo a su merced.
No aprovechó el Cádiz esas ocasiones y el Girona proseguía avizorando. Nuevamente le anulaban un gol, este a Castellanos, por offside del delantero para lamento de un estadio que se quedaba perplejo cuando el cartelón del cuarto árbitro señalaba 8 minutazos. No pasaban apenas cosas mas como afirma el dicho, hasta el rabo todo es toro. Y así fue para cabreo de la hinchada gaditana, que volvía a respirar tras un paradón de Ledesma a cabezazo de Bernardo. El rechace le llegó a Manu Vallejo, que tras rematar se vio en en suelo tras la embestida del búfalo Espino, que desde el suelo sabía de más que había arrollado al gaditano. Desde los once metros, en el 101 de partido, Stuani no falló.
Un punto fuera de casa que servirá para el futuro mas que en el presente pesa bien poco. Y es que perder prácticamente todo el botín cuando ya se hacen las maletas para regresar a casa es un palo gordito del que seguro se levantara un equipo que prosigo al alza pese a los empates. 3 seguidos que no sirven para salir del descenso.