Al Girona cada vez le quedan menos páginas de historia por rellenar. El equipo de Míchel escribió una hoja más con el 4-3 frente al Atlético de Madrid en casa, sellando el primer triunfo de su historia en la máxima categoría frente a los rojiblancos y sosteniendo el pulso con el Real Madrid por el liderato. Los catalanes suman 48, igual que el conjunto de Carlo Ancelotti, compartiendo la primera plaza de LaLiga EA Sports.
Sabía Montilivi que lo de este lunes era una final. Si desean estar dispuestos para las noches europeas, la visita colchonera era un buen simulacro. Por el contrincante, por contexto y, sobre todo, por sostenerse en la línea del primer sitio. "Procurar llegar a Europa ya es una meta muy grande para el Girona", soltó Míchel en conferencia, apartándose de las sirenas que cantan por un trofeo. Mas el caramelo ya estaba ahí. Era cuestión de darle un bocado.
Y vaya si salió a morder el equipo catalán. No llegó al minuto de partido cuando ya Artem Dovbyk se lamentaba por una ocasión clara fallada. Y ya antes de los 3' ya cantaban el primero. Pablo Torre mostró el talento que lo hizo fichar por el Barça para localizar a Valery a solas. El capitán se revolvió para armar la pierna y hacer deficiente la estirada de Oblak. No hubo paradón del eslovaco. Lo sustituyó el grito al tiempo de Montilivi y de un Míchel exultante con el 1-0.
Prosiguió por unos minutos el asedio gerundense. Hasta el momento en que el Atlético se montó en el partido y, con poco, se aproximaba mucho a Gazzaniga. El argentino resistió hasta el cuarto de hora, cuando Griezmann peleó en el aire por un balón que le quedó a Morata. El delantero definió, si bien su tanto quedó en 'suspense' por revisión del VAR, que no halló fuera de juego ni motivos para cancelarlo. Pinchazo a la ilusión.
Un tropiezo no es caída. No podía serlo para el Girona si tienen un deseo tan ambicioso como el de meterse a Europa. Por esta razón acentuaron la presión, multiplicaron sacrificios y apretaron cada salida rojiblanca. En una de esas llegó el fallo garrafal de Koke, inútil de sortear la marca de Iván Martín en su área. Oblak parecía corregir el fallo de su compañero, mas al rebote ya no llegó. Savinho sí, devolviendo el beneficio al flamante colíder.
Lejos de sosegar el partido, el tanto del brasileiro lo aloqueció. El final de la primera etapa tuvo de todo. Desde el gol de Daley Blind, poniendo 3-1 un encuentro que parecía agacharse claramente para el local, hasta el otro descuento de Morata, definiendo una asistencia de De Paul con un golazo tras regatear a Eric Garcia. Y el madrileño asimismo tuvo el 3-3 que llegó a festejar ya antes que el VAR determinase que, esta vez sí, estaba en situación irregular.
Tras el reposo, fue el visitante el que ajustó tuercas. El toque de Simeone en el paso por vestuarios fue esencial. Gazzaniga debió sacar manos de donde no tenía para salvar a su equipo. Si bien se hizo insostenible por la insistencia. Morata tenía ganas de hat-trick y lo certificó, otra vez a pase de De Paul, con una enorme definición para sortear al portero argentino.
El Girona respondió, entonces, con fuego directo. Dovbyk se halló con un pase de Pablo Torre, inmediatamente antes que el azulgrana saliese lesionado. El disparo del ucraniano fue repelido por el portero. No así el de Iván Martín, que se ideó una obra de arte en el añadido para el 4-3 terminante. De su zurda al coliderato de LaLiga.
Y vaya si salió a morder el equipo catalán. No llegó al minuto de partido cuando ya Artem Dovbyk se lamentaba por una ocasión clara fallada. Y ya antes de los 3' ya cantaban el primero. Pablo Torre mostró el talento que lo hizo fichar por el Barça para localizar a Valery a solas. El capitán se revolvió para armar la pierna y hacer deficiente la estirada de Oblak. No hubo paradón del eslovaco. Lo sustituyó el grito al tiempo de Montilivi y de un Míchel exultante con el 1-0.
Prosiguió por unos minutos el asedio gerundense. Hasta el momento en que el Atlético se montó en el partido y, con poco, se aproximaba mucho a Gazzaniga. El argentino resistió hasta el cuarto de hora, cuando Griezmann peleó en el aire por un balón que le quedó a Morata. El delantero definió, si bien su tanto quedó en 'suspense' por revisión del VAR, que no halló fuera de juego ni motivos para cancelarlo. Pinchazo a la ilusión.
Un tropiezo no es caída. No podía serlo para el Girona si tienen un deseo tan ambicioso como el de meterse a Europa. Por esta razón acentuaron la presión, multiplicaron sacrificios y apretaron cada salida rojiblanca. En una de esas llegó el fallo garrafal de Koke, inútil de sortear la marca de Iván Martín en su área. Oblak parecía corregir el fallo de su compañero, mas al rebote ya no llegó. Savinho sí, devolviendo el beneficio al flamante colíder.
Lejos de sosegar el partido, el tanto del brasileiro lo aloqueció. El final de la primera etapa tuvo de todo. Desde el gol de Daley Blind, poniendo 3-1 un encuentro que parecía agacharse claramente para el local, hasta el otro descuento de Morata, definiendo una asistencia de De Paul con un golazo tras regatear a Eric Garcia. Y el madrileño asimismo tuvo el 3-3 que llegó a festejar ya antes que el VAR determinase que, esta vez sí, estaba en situación irregular.
Tras el reposo, fue el visitante el que ajustó tuercas. El toque de Simeone en el paso por vestuarios fue esencial. Gazzaniga debió sacar manos de donde no tenía para salvar a su equipo. Si bien se hizo insostenible por la insistencia. Morata tenía ganas de hat-trick y lo certificó, otra vez a pase de De Paul, con una enorme definición para sortear al portero argentino.
El Girona respondió, entonces, con fuego directo. Dovbyk se halló con un pase de Pablo Torre, inmediatamente antes que el azulgrana saliese lesionado. El disparo del ucraniano fue repelido por el portero. No así el de Iván Martín, que se ideó una obra de arte en el añadido para el 4-3 terminante. De su zurda al coliderato de LaLiga.