El Getafe pasa por encima del Sevilla (2-0) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

La candidatura del Sevilla al descenso es de nuevo firme, firmísima mientras que no opere el preciso cambio en su banquillo, tras la derrota en Getafe (2-0), con el que pierde asimismo el ‘average’ particular. Un regalo, el fallo nuestro de día tras día, de Joan Jordán a Borja Mayoral, que asistió a Munir en el 1-0, y una irritante inefectividad ofensiva condenan a un equipo sin fuerza ni ánima ni más recurso que empujar en el Sánchez-Pizjuán cuando su público aprieta.

En este desaguisado con muchos culpables, el más señalado ahora es un Jorge Sampaoli inútil no ya de hacer que su equipo sea identificable, sino más bien de educar algo mínimamente similar a un plan. Sean valientes, líderes y directivo deportivo, pues este se va a concluir de cargar la jangá.

Esos relatos cronológicos del partido, de ahí la palabra crónica, se transforman en un ejercicio extenuante cuando juega este Sevilla al que tantas cosas le ocurren. ¿De qué manera contarlo todo si a los 15 segundos ya puso los corazones de sus llenes a pique de infarto? Badé cedió rutinariamente a Bono tras recepción del saque de centro inicial y el portero marroquí la perdió en su insensato intento de ruleta ante Enes Ünal. Por fortuna, Gudelj asistió resuelto al rescate. Caído Nianzou en el calentamiento, Jorge Sampaoli prosiguió leal a su costumbre de desperdigar a sus futbolistas sobre el campo como quien espolvorea confeti en Nochevieja. Acuña aproximadamente de mediocentro, Bryan Gil de aproximado extremo, Ocampos parcialmente en punta, con Navas a medio camino entre el lateral y el carril… Un lío de 3 pares de narices.

Sin un delantero de oficio en el once, bastante atacó el Sevilla, al que se le contaron hasta 3 acercamientos peligrosos, un potosí para los estándares de esta temporada fuera de casa. Siempre y en todo momento desde la izquierda, por donde igual aparecían Telles, que Acuña, que Pape Gueye o que Bryan, los dos últimos llegaron en situación franca para cometer malos remates y, en la acción más meritoria, Joan Jordán ensayó una plástica volea que lamió la escuadra. La ocasión más clara, no obstante, fue para un Munir a quien su compatriota Bono cerró todos y cada uno de los ángulos en el codo con codo y, además de esto, la sensación de riesgo era incesante toda vez que el balón sobrevolaba los predios de la mantequillosa defensa visitante.

El gol que marcó el Getafe al principio de la segunda parte no habría sido una mala nueva en circunstancias normales. Vista la pasividad del Sevilla, en actitud de aguardar que la victoria le cayera del cielo, verse en desventaja con tanto tiempo por delante habría tolerado activar algún género de reacción. Pues el plan de sostener la portería a cero, con quintacolumnistas como Joan Jordán, es misión imposible. Dmitrovic salvó al gerundense en su regalo al contrincante frente al Almería. Esta vez no hubo árnica y su excompañero Munir dio con la red. Lo peor, con ser malo ir detrás en el marcador, fue la impotencia sevillista en los 3 cuartos de hora de futbol que quedaban: un remate gimnástico de Ocampos que rozó el palo, un par de tiros lejanos de Telles y Pape Gueye… solamente.

Defendió con calma su renta el equipo madrileño, conminando aun con doblarla en múltiples jugadas que requirieron la multiplicación de Badé y un paradón de Bono a cabezazo de Mata mientras que David Soria, cuyos dos centrales titulares eran baja por sanción, apenas si se manchó el calzón. Salió En-Nesyri, fantasmagórico, e procuró Suso varias revueltas que eran inofensivas pues los azulones siempre y en toda circunstancia defendían en superioridad. El empate podría haber llegado igual que toca la lotería, a través de un guiño de la suerte, mas lo que llegó fue el segundo gol local (homónimo de ‘goal average’ particular), anotado por Enes Ünal en una contra facilitada por el enésimo mal control de Gudelj.

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