Afirman que segundas partes no son buenas. Puesto que el Espanyol desea probar que no es así. Frente al Girona FC, el conjunto de Diego Martínez volvió a ofrecer dos caras muy diferentes. Una alarmante en el primer tiempo, en la que se vio a un equipo superado, y otra que deja algo de esperanza tras el reposo en la que volvió a conectar con su afición, si bien, una vez más, no supo cerrar el partido y vio como en los últimos minutos se le escapaba un triunfo muy preciso. Y ya van bastantes ocasiones.
Con la presencia de Sergi Darder en el once inicial, el Espanyol precisaba la victoria para salir de los puestos de descensos tras las victorias de Cádiz CF y RC Celta de Vigo. A los de Diego Martínez no les quedaba otra si no deseaban que la inyección de confianza conseguida tras el empate en el Spotify Camp Nou y el pase a los octavos de Copa se esfumase de cuajo. Y volvieron los nervios y la preocupación en el Espanyolismo.
El partido frente al Girona FC de David López comenzó intenso. Los dos equipos eran siendo conscientes de que había mucho en juego y pronto quedó probado. En una jornada fría, el partido no tardó en calentarse. Había tensión y en el 7′, está pudo ir a más en la grada de no ser por Álvaro Fernández. El perico estuvo providencial para eludir el primer gol visitante, al tirar de reflejos para desviar un cabezazo de Castellanos, tras un enorme centro de Aleix García. El conjunto gerundense, que le tenía tomada la medida al RCDE Stadium, deseaba continuar con su buena ráfaga de resultados en el feudo perico, donde había ganado siempre y en toda circunstancia. Y se fue a por el partido, al tiempo que el Espanyol, que estaba bastante replegado, era inútil de hacerse con el control del partido. Con el paso de los minutos, Darder fue entrando más en juego y el Espanyol parecía progresar algo. En el 19′ el capitán codujo el balón con clase. Levantó la cabeza. Asistió a Braithwaite que estuvo cerca de asombrar a Gazzaniga, mas entre el portero y el palo evitaron el gol. Mas con él solo no era posible.
El Espanyol parecía ir a más, si bien no tuvo continuidad. Fue un espejismo de poquísimos minutos, ya que el conjunto de Michel proseguía creando más riesgo. Riquelme, que este verano sonó para el Espanyol, se transformó en una amenaza. En el 27′ remató desde la frontal del área con riesgo, mas se halló a un Álvaro crecido que desvió el balón al palo. El perico salvaba dos tantos en menos de media hora. Se estaba transformando en el mejor jugador blanquiazul. Y eso dejaba claro quién mandaba en el verde. Mas a la tercera clara ocasión, los de Michel golpearon con dureza. Aleix García aprovechó un mal pase de Óscar Gil en la salida del balón, vio la entrada de Toni Villa y este no excusó. Se volvía a abonar carísimo un fallo indigno de Primera división.
El partido se ponía complicado para un Espanyol que era superado. No era capaz ni de proteger ni de jugar con criterio. Estaba sin personalidad. No parecía tener un plan claro de partido y solo le quedaba el recuso de Joselu. Y en un acción directa, el goleador perico brincó más que su marcador y Gazzaniga evitó que el balón entrase. Poquísimo para presentar batalla a un contrincante realmente bien posicionado en el campo. Un desastre de primer tiempo. En el día que no se podía fallar, los blanquiazules jugaron los peores minutos del torneo. El plan de Diego Martínez era meridianamente superado por el de Michel.
Diego Martínez, a pesar del mal primer tiempo, no movió el banquillo en el reposo. Prosiguió confiando en exactamente los mismos jugadores, si bien solo tardó 5 minutos en dar entrada a Javi Puado. Y el primer balón que tocó el canterano terminó en el fondo de las redes. Córner que remató Braithwaite, Castellanos puso el pecho, la dejó fallecida y apareció el ‘7’ perico para marcar en su primera intervención. Con poquísimo, los blanquiazules se metían en el partido.
Con el gol el Espanyol comenzó a mudar y el RCDE Stadium a rugir. Ofrecía sus mejores minutos. Y en el 63′ Calero tuvo el segundo, mas su cabezazo lo sacó Gazzaniga cuando ya se cantaba el gol. El escenario era plenamente diferente al del primer tiempo. Los blanquiazules apostaban por salir con velocidad al ataque, al tiempo que los gerundenses por el control y la posesión. Todo estaba abierto y Álvaro desvió a córner un cabezazo de Riquelme. Y el que volvió a pegar fue el de siempre y en todo momento. Joselu. Brian Oliván y Puado montaron una contra. El lateral centró al área pequeña dónde el delantero se adelantó a todos para rematar en el fondo de las redes. El Espanyol le daba la vuelta al marcador.
Diego Martínez introdujo 3 cambios de cuajo para procurar sostener el triunfo. Se cerraba atrás con 3 centrales, mas en la primera llegada del Girona FC, Yangel Herrera entraba para cabecear en el fondo de las redes. Ninguno de los 3 centrales apareció al lado del ex perico que festejó el gol con mucha alegría. Una alegría que contrastó con la enorme decepción del Espanyolismo que ya se veía con los 3 puntos, a pesar de no haberlos justo a lo largo de bastantes fases del partido.