El Cádiz se mantiene en el infierno (1-1) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

Este Cádiz ya ha probado ser capaz de lo mejor y de lo peor, mas lo que empieza a patentizar es que semeja estar olvidándose de jugar al futbol como a su adiestrador de mudar los partidos que se le tuercen. Sergio, ineficaz desde el banquillo, dejó que el colista se revolviese de la peor forma posible. Sobra decir que el equipo está cogido con alfileres. Los mayores se lesionan y a los jóvenes les falta esa experiencia que dejó a Cervera ronco de tanto vocearlo. Los dos últimos partidos en casa (ante Almería y Elche) dejan un sabor muy similar tras sendos empates. Este Cádiz se atranca, ha gripado y sus mejores partidos los empieza a jugar desde la contra y no desde el propósito.
Frente al Elche pudo hacerse del balón, mas tan pronto como se adelantó se lo concedió al colista. Y por ahi se comienza a tomarle demasiado respeto al balón. Y del respeto al temor va poquísimo.

Sergio redobló la confianza al mismo once que le consiguió la victoria en Mestalla y lo hizo bajo la convicción de que ya puede tratarse de su once de gala. A falta de refuerzos y con la ayuda de múltiples múltiples autodescartados, el preparador cadista ha tenido hasta determinado punto simple llegar a un equipo ideal para hacer lo que plantea.

El partido frente a un colista defenestrado podía considerarse como trampa, y con ese sobreaviso salió decidido el Cádiz, al que no le faltó tiempo para meterse en el campo del Elche, que aun procuró salir dominando el balón. Poco le duró.

En verdad, no habían pasado ni 3 minutos cuando los franjiverdes enseñaban sus vergüenzas a la primera de cambio tras un centro del Pacha asistido por Ocampo al que no supo llega el Choco Joven tras el primer fallo en el despeje de la zaga alicantina.

La reacción ilicitaba la puso Carmona, que con un centro chut prácticamente sorprende a Ledesma, que de puños sacaba el balón de la escuadra para mandarlo a córner.

5 minutos habían pasado cuando Ocampo volvía a aparecer. Esta vez lo hacía con un saque de esquina repelido tiernamente por la defensa contrincante. El balón le volvía a llegar al charrúa, que veía como Pere Milla brincaba como bailarina de ballet y le dejaba todo tal y como se quería para recrearse con su especialidad, un derechazo desde el vértice del área que sorprendía a Edagar Badía. Ya frente al Almería Ocampo dejó muestras de su maestría con esta suerte, mas entonces el VAR le quitó el gol.

Con el gol el Cádiz expuso menos, mas no por este motivo dejó de avanzar hasta un Elche moribundo. En una de esas, Álex se asoció fabulosamente con el Choco Joven, al que habilitó con un pase en profundidad excepcional que el catracho no supo aprovechar tras pegar de repente sin conectar bien con el balón.

El Cádiz, solo con la inercia, avasallaba a un Elche desválido y sin fe. Era el instante de hacer más daño y fue Iza el que prácticamente lo logra desde fuera del área tras una enorme volea al salir de un córner que fue de arriba abajo hasta dar en la cepa del palo de Badía.

Se aproximaba el Cádiz al segundo gol con el que liquidar a un Elche que pasada la media hora resurgió en Carranza. Primero lo hizo gracias a un disparo en seco y con efecto de Gumbau que repelía como podía Ledesma. La jugada prosiguió para terminar en las botas de Pere Milla, que prácticamente se resarce de lo ocurrido en el gol de Ocampo, tras meterse hasta la cocina y, desde el suelo, rematar al palo. El rechace le llegó a Lucas Floté, que se halló con el puño de Ledesma tras fusilar algo escorado. La triple ocasíón ilicitana coincidió con un instante en el que el Cádiz jugaba con uno menos por la lesión de Fali y la pachorra de Momo, que mientras que asediaban a los suyos él aún estaba vistiéndose de futbolista. ¡Manda bemoles el tema!

Ese acercamiento deparó un cambio en el guion. Así, a lo largo de diez minutos fue el Elche el que mandaba sobre el verde. El cadismo, además de esto, no ganaba para sustos y veía como se retorcía de dolor el Pacha Espino. que soportaría hasta el reposo para alivio de muchos que pudieron meditar que su ligamento de Aquiles había saltado por los aires. A Dios gracias, el potro uruguayo se restituyó y pudo continuar una vez superado los inconvenientes.

Pasados esos diez minutos, el Cádiz terminó tomándole nuevamente el puslo al choque. Y cerca estuvo de irse con 2-0 al reposo de no ser por las manos salvadoras de Edgar Badía, que repelía un remate de Älex tras un libre directo de Alcaraz que rebotaba en la barrera. El rechace del portero pudo ser aprovechado por el Choco, mas al hondureño le faltó algo de fortuna en el instante del remate.

Machín introducía dos cambios tras el reposo y dejaba en los vestuarios a Pere Milla, marcado indudablemente por esa falta de tensión en la defensa del gol de Ocampo. Y lo cierto es que su substituto, Fidel, empezó a tirar del carro para acercarse a las proximidades de Ledesma, que alertaba a los suyos que se estaban acomodando demasiado mientras que dejaban medrarse a un contrincante herido.

El Cádiz había salido verdaderamente perdido en la segunda parte, algo inexcusable siendo el partido que era. A su ritmo, el Elche proseguía buscando el empate y cerca estuvo de ello tras un libre directo de Lucas Floté que se fue al exterior de la red. Eso hizo que Sergio refrescara la banda derecha y sacase del campo a Ocampo para meter a Alejo. Mas la activa proseguía siendo conveniente al Elche, que llegaba asimismo con la claridad en el disparo de Gumbau, que desde unos 35 metros lo procuraba sin localizar portería.

El centro del campo era un solar para los ilicitanos, que proseguían haciéndose con mayor dominio del partido para inefectividad táctica de Sergio, que debaja pasar los minutos a propósito de estar jugando con fuego y no hallar la forma de extinguirlo. Tampoco procuraba mucho, la verdad.

La madre del cordero estaba en la medular, donde Alcaraz perseguía sombras y a Álex le empezaba a faltar gasolina. Por el contrario, Gumbau, Mascarell y Fidel parecían policías en medio de una plaza sin oposición alguna.

A veinte minutos del final, la afición cadista llamaba la atención de los suyos con unos tímidos pitidos que procuraban más el despertar que la crítica. Para la recta final del choque Sergio se la jugaba sin Álex, San Emeterio y el Choco para dar entrada a Diarra, Negredo y Arzamenda.
 
Mas las ocasiones las proseguían poniendo los visitantes, que tuvieron en la cabeza de Lucas Floté el empate, mas el testarazo fue demasiado blando y terminó en las manos de Ledesma. Informaba y informaban los de Machin, que verían la justicia aparecer en el 80 de partido y tras un enorme centro de Blanco no protegido por Momo y rematado a la perfección de cabeza por Ezequiel Ponce, que aprovechaba el regalo de su par.

El empate metió más temor en la grada que bravura en el Elche, que lejos de ir a por su pieza dejó que el Cádiz, merced a Alejo y Negredo, pudiese lograr todo cuanto se había empeñado en obsequiar.

Fue tras un centro del vallisoletano que llegó a contactar como pudo el vallecano, mas su remate se fue tenuemente desviado. No sería la última de los amarillos, que volvieron a tener en el borceguí de Sobrino el gol de la victoria, mas con todo para el manchego tras un taconazo excelente de Negredo volvió a patentizar su pavor al gol.

Ya antes, los puños de Ledesma habían desviado el riesgo que avivó ese runrun tan propio y propio de la pitada. El pitido final dejaba al Cádiz en el descenso y con la sensación de que se le comienza a atragantar jugar al futbol.

TiroAlpalo