Terrible inicio del Manchester United en Old Trafford (1-2)

Suplente de comienzo, Cristiano Ronaldo agitaba los brazos para animar a sus compañeros cuando el Manchester United encajó el 0-1 del Brighton y Lucas Gross, que marcó el 0-2 ya antes del reposo y que retrató al conjunto de Erik Ten Haag, un chollo protector y un equipo menor en su extraño presente, alén de la reacción siguiente con la salida del astro portugués y del 1-2 que anotó Mac Allister en propia puerta.

En el primer tiempo, el Brighton fue mejor en todos los aspectos que definen la diferencia sobre el terreno de juego, en destreza y actitud, en orden, ambición y transición, en el ataque y en la defensa; en el segundo, el United despertó desde la imaginación de Christian Eriksen y la presencia de Cristiano Ronaldo, que entró al campo en el minuto 53, mas no le dio para nivelar el choque, entre otras muchas cosas por el hecho de que Rashford falló sus ocasiones.

La suplencia de un goleador como el astro portugués, quizás explicada desde su pretensión de salir o de su integración tardía a la pretemporada, es una concesión inasumible hoy por hoy para el Manchester United, un equipo frágil en todos y cada ámbito del terreno de juego y un bloque insustancial en su colectivo, que se confía a una compilación de personalidades que desprenden un nivel que hoy no tiene en conjunto. Y ahí hay pocos como Cristiano Ronaldo, poquísimos, por más que ya tenga 37 años o desee irse.

La escenificación oficial de la era Ten Haag fue un fiasco. No puede calificarse de otro modo su primer tiempo dominical en Old Trafford, que describió a un equipo superado por la presión alta de su contrincante, perdido en el repliegue, desbordado cuando debía contener en su retaguardia, intrascendente cuando debía crear sus ataques en el otro área y que en solo 10 segundos ya había entregado la primera ocasión a su contrincante. A Trossard.

Cuando el Brighton lo presionó arriba, aceptó la salida de balón como un jeroglífico irremediable. Precisa considerablemente más trabajo. Su goleada en el primer duelo del verano al Liverpool fue un espejismo del que no queda nada de indicio. Lo probó hace una semana el Atlético de Madrid, que lo desarmó con un par de semanas menos de preparación. O el Rayo. El inicio de la competición corroboró todos y cada uno de los inconvenientes que se aprecían en el United.

Al filo de la media hora, el marcador reafirmó su desilusionante presente, cuando el Brighton lo desmontó con un simple desmarque de Danny Welbeck. Fue indetectable para Lisandro Martínez y Harry Maguire, retratados en la acción. El delantero, entre los dos, cayó cara la banda derecha para percibir el pase de Trossard y absolutamente solo le dio continuidad a la combinación con el pase al área que remachó, solo, Pascal Gross (0-1).

Contemplativa, la defensa del United no se enteró de ninguno de esos movimientos, mas tampoco probó la tensión, la concentración o la intensidad precisa en el primer tiempo ni en el 0-2 diez minutos después, cuando March entró en el área contraria tal y como si fuera la suya para soltar un tiro raso con la derecha. De Gea sacó la mano para despejarlo a un lado, donde esperaba nuevamente Gross para empujar el 0-2. Todo era un desastre.

Del estruendoso naufragio del primer tiempo no se salvó apenas absolutamente nadie. Tal vez Eriksen, el único protagonista de la única ocasión del United en el primer acto, con un tiro flojo a las manos del meta. No aguardó más Ten Haag. Planeado -no lo semeja-, casualidad o necesidad, el técnico mandó calentar a Cristiano Ronaldo inmediatamente después del 0-2. No lo empleó al intermedio, del que se fue su equipo entre la bronca de sus seguidores.

Sí después. 6 minutos tras el reposo, con solo medio partido en esta pretemporada, el adiestrador recurrió a él. En el minuto 52. Ovacionado cuando entró en juego transmitió su dimensión a sus compañeros. Su primer pase fue un regalo expreso para el 1-2 de Marcus Rahsford, de no ser por la excelente intervención del de España Robert Sánchez, cuyo prodigioso brazo izquierdo rechazó el gol del United. Una parada fabulosa.

Una luz, aún sutil, en el túnel por el que había recorrido el United a lo largo de toda la primera parte, como asimismo lo fue la próxima ocasión de Rashford, que remató mal el envío de Bruno Fernandes, mientras que el reloj descontaba minutos, si bien ya fuera otra cosa, si bien las sensaciones eran radicalmente diferentes a todo el tramo precedente, y Robert Sánchez se postulaba como figura en la portería del Brighton, a un tiro de Eriksen... hasta el momento en que falló en el 1-2. No acertó a despejar un córner, tal vez por efecto de Dalot, y el balón acabó en la Red, por el impulso involuntario de Mac Allister contra su portería. Era el minuto 67. No le dio para más al United, cuyo estreno confirmó el declive de los últimos tiempos.

TiroAlpalo