Era uno de los partidos marcados desde el instante en que se conocieron las fases de grupos : el Países Bajos - Francia apuntaba maneras pero próximamente fue desenmascarado como un partido soso. Ahora nos lo informó un holandés en la previa : “No Mbappé, no party, baby”. Al final , parte de razón sí que tuvo, por el hecho de que entre máscara sí y máscara no, leones y gallos no fueron capaces de deshacer el empate inicial.
Eso jamás lo entenderemos , pero lo que sí vimos fue como el naranja de Países Bajos tragó el Estadio de Leipzig, arrinconando a la marea ‘bleu’. En el 11 contra 11 se jugó al no hacerse daño, a no arriesgarse demasiado … No vaya a ser. En las contras es donde llegaban los grandes riesgos y sucede que esos puñales por la banda como son Frimpong para el lado ‘Oranje’ y Dembélé en el lado francés fueron un dolor de cabeza.
Como la de Van Dijk, que se hacía enorme en el aire para sacar la enorme mayoría de los frágiles centros de Griezmann. El ‘Principito’ erró la mucho más clara de la primera parte porque Rabiot quiso meterse hasta en la portería.
Xavi Simons desató las gargantas neerlandesas que soltaron un rugido en la segunda mitad pero, tras 3 minutos de revisión, cosa que está siendo noticia en esta Eurocopa por la celeridad en la toma de decisiones , el árbitro decidió anularlo por fuera de juego.
Con la inexorable intención de los franceses al ataque, Griezmann procuraba portar la bandera de la victoria ante una ‘Oranje’ que terminó pitada por parte de la afición ‘bleu’ gracias a las pérdidas de tiempo de Verbruggen.
Hasta Mbappé desde el banquillo resoplaba, tras ver un deseo y no puedo durante 90 minutos. Resultado que podría dejar a una de las selecciones fuera de los octavos por la importante victoria que asimismo este viernes consiguió Austria sobre Polonia.