El José Rico Pérez fue testigo, estruendoso y apasionado, del que seguramente sea el mejor partido de la Historia de la Copa del Rey. Por tantos, ritmo, intensidad y dramatismo. La lucha entre el débil y el poderoso, en la que el club de historia de leyenda estuvo a puntito de capitular frente a un equipo que ocupa puestos de descenso en su conjunto de Primera RFEF.

El Barça era interminablemente superior al Intercity alicantino, por lo menos sobre el papel, mas no lo pareció en ningún instante. La defensa azulgrana fue un coladero absoluto a lo largo de todo el partido, en especial en la segunda parte, con la honrosa salvedad de Araújo, que adelantó a los pocos minutos a los suyos de cabeza tras rematar en plancha un córner, y salvó bajo palos la más clara del Intercity en la primera parte.

En el segundo tiempo, Gustavo Siviero alteró su planteamiento táctico y salió a buscar las cosquillas de la zaga azulgrana, que había probado ser singularmente enclenque frente a la presión contrincante. Le funcionó maravillosamente. De esta forma, si bien las contras barcelonistas iban cargadas de riesgo, fue el Intercity el que se vació buscando el milagro, y prácticamente le sale.

Solde, héroe inopinado, hizo un ‘hat-trick’ que hizo volar y pensar a su afición, empatando hasta 3 veces el encuentro y respondiendo a los tantos de Dembélé y Raphinha para llevar a los de Xavi Hernández a la prórroga. El primero lo hizo al salir de un córner, mas Dembélé respondió al contragolpe con una suave vaselina. El segundo fue de cabeza, mas de nuevo Raphinha desestabilizó el marcador con un gol agraciado.

Cuando todo parecía perdido, llegó el tercero de Solde y del Intercity, que desató una insensatez inenarrable entre sus apasionados. El Barça, noqueado durante un momento, no tuvo más antídoto que admitir el resultado y asistir a la prórroga, aguardando que el factor físico se pusiese de su lado.

La machada parecía posible, mas el cansancio físico pesó en exceso para un equipo humilde como el Intercity. El Barcelona se impuso gracias asimismo a los cambios, que refrescaron sus filas y sus ideas, y Ansu Fati halló portería en el 104 para malgastar las esperanzas de un Intercity agotado mas infatigable.

Los alicantinos se quedaron a las puertas del milagro, prosiguieron insistiendo y murieron en la ribera, mas expusieron todas y cada una de las faltas un Barcelona que va a deber meditar largo y tendido sobre lo sucedido este miércoles de noche si pretende proseguir peleando la Copa del Rey y La Liga. Su próximo obstáculo, el Atlético de Madrid en el Civitas Metropolitano, un encuentro que puede marcar la época de los dos equipos.