El Madrid se agarra a la "Bellingham-dependencia" en Nápoles (2-3) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

Cinco horas ya antes, una riada de turismos salidos de la ratonera del centro de Nápoles ya se dirigía al estadio mientras que en las moles de los cruceros tomaban el sol. Quizás allá, mirando al mar, hubiesen agradecido la sesión de música electrónica que la estrella Joseph Capriati se soltó en los preliminares. A la gente del estadio le dio bastante igual. Solo les importó la megafonía cuando comenzó a sonar una canción sobre Maradona, el dios pagano de la urbe.
Un día ya antes y conociendo la llegada a este sitio tan único como embrollado del Madrid, a más de uno se le escuchó que ya había visto en riguroso directo en el viejo San Paolo a Jude Bellingham. Como quien se quiere colgar una medalla frente al forastero. Se referían al duelo de su selección contra Italia: 1-2 para los pross y ningún gol del 5 blanco. Aquello fue en el mes de marzo, lo que vuelve a rememorar lo veloz que va el futbol para ciertos. En medio año, su nombre ha pasado de las libretas de los cafeteros a las calles adoquinadas de la capital de Campania.

En la contabilidad de Bellingham no hay maquillaje: si saca el cuchillo, es para rebañar algo. De sus 8 tantos y 3 asistencias en los 9 partidos del curso, solo el tercero al Gerona podría entrar en la categoría de prescindible. El resto tuvieron valor de victoria. Al Athletic lo sentenció, y al Almería, Celta, Getafe y Unión Berlín los tumbó de forma directa.

Este martes, en el San Paolo, dejó otra actuación definitiva y, en contraste a otras jornadas, su despliegue trascendió a los tantos. Creó, hurtó, asistió, anotó y, al final, hasta taponó en la frontal un tiro amenazante del Nápoles. Él suavizó el cante de Kepa en el 1-0 con un tanto y una asistencia anteriores del reposo, y ya antes de la pedrada final de Valverde, se le escapó el 2-3 con un cabezazo a quemarropa.

“Lo que sorprende de él es que tiene 20 años y semeja que tiene 30 por su carácter y personalidad. Siempre y en todo momento está centrado en el partido. Esto es extraño en un jugador de 20. Y después está su fuerza y habilidad. Evidentemente, sorprende un tanto a todos”, aceptó Carlo Ancelotti.

El ex del Dortmund se apuntó una primera una parte de enorme impacto en un escaparate de tanto lustre. Por lo que afirma la estadística (gol y asistencia) y, sobre todo, por lo que dejó en el juego. Hasta el momento, muchas jornadas de esta temporada su mayor aportación había sido con dianas. Tal y como si fuera poco. Mas en el Diego Armando Maradona su partido fue más allí. El inglés bajó más a la zona de creación, como un 5 de veras (su dorsal), repartió cartas y se las hurtó a los locales. Como un todocampista, la palabra que empleó para autodefinirse el día de su presentación.

“El éxito de la primera parte fue su situación, y la de Valverde y Rodrygo. Les creó contrariedades al Nápoles, su presión no siempre y en todo momento era efectiva”, apuntó el técnico italiano sobre el mayor peso que había tenido el inglés en la cocina del futbol blanco. En plena crecida personal, le robó un balón a los muchachos de Rudi García y le cedió la igualada a Vinicius, con quien empastó bien a lo largo de ratos. Y después consiguió una enorme diana rompiendo líneas frente a una defensa que se fue aculando. ¿Un gol maradoniano?, le preguntaron al joven. “Es un tanto demasiado”, contestó.

La noche, no obstante, volvió a enseñar las dos ánimas del Madrid. La que depende de Bellingham, solucionador de entuertos, y lo que sucede del medio del campo cara atrás. De una manera u otra, las goteras prosiguen apareciendo con peligrosa frecuencia para los intereses blancos. A Kepa, que cumplía 29 años, aún no se le podía atribuir ninguna desgracia, mas en Nápoles, a los 20 minutos, dejó un gatillazo de los que levantan sospechas. Cazó moscas en un córner y Ostigard se lo hizo abonar. Entonces sí dejó dos intervenciones de su catálogo, de un gato bajo palos. “Nadie es perfecto. Tampoco , que soy muy guapo”, bromeó Carletto. “Es excelente entre palos y padece en el balón aéreo. No mide dos metros [1,88]”, admitió el adiestrador blanco tras ganar.

La segunda desgracia, aún con el aroma de la primera una parte de Bellingham, ocurrió con Nacho. Esta vez, el VAR le castigó una mano fuera de lugar. Ancelotti, que se quejó de la pena máxima, no acaba de echar el candado en su puerta. En muchas ocasiones, por carencia de tensión atrás en los arranques; este martes, por fallos y desgracias individuales.

Esta vez, estas fallas no arruinaron la actuación de Bellingham. El latigazo de Valverde la hizo buena. “Me daba un tanto de pena pues miré y no ponía Valverde [en el marcador]. Me hizo una gracieta un contrincante, de que no era mío el gol”, comentó el uruguayo aún sobre el césped.

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