La grada respondía a cada gol del Barça con un "Barça! Barça! Barça". Y fueron 3 en la primera mitad y 3 en la segunda. Los de Xavi, ausente mas sin perderse desde la distancia ni un segundo del primer amistoso en tierras estadounidenses, dieron imagen de equipo grande, de esos que saben precisamente qué hacer en todos y cada instante del partido.

Tuvieron el balón, lo mimaron, lo ocultaron, lo emplearon con criterio y fueron aguerridos cuando lo perdieron. Fue un partido con determinado rodaje ya a las espaldas y el Barça respondió en grande. Frente a un contrincante que está considerablemente más hecho pues está en plena competición.

Pareció lo opuesto. Kessie tuvo la primera con un recorte en el área y un disparo flojo, mas fueron el tridente de la primera mitad el que terminó por romper la defensa miamense.

Raphinha, Ansu Fati y Aubameyang destruyeron al Inter Miami. El primero es de esos extremos que saben qué hacer en todos y cada instante, que siempre y en todo momento escoge bien, se asocia cuando toca y centra cuando es preciso. Suya fue la asistencia del primer gol para Aubameyang, que le hizo una picadita a Marsman. Eso sí, la jugada fue increíble por el hecho de que ya antes de llegar el balón al punta lo tocaron Kessie y Pedri. 4 futbolistas para un enorme gol. El segundo fue una jugada entre Ansu y Balde que el lateral cambió de banda a fin de que Raphinha empalase de primera con la zurda. El tercero fue de Ansu Fati, con otra asistencia de Raphinha. Exhibición del brasileiro en 45 minutos.

Los once primeros dejaron el listón altísimo al reposo, así que los once segundos no desearon ser menos. Lo dejaron claro solamente saltar al césped. Gavi se echó el equipo a la espalda por el hecho de que para el andaluz no hay amistosos. Suyo fue el cuarto al salir de un córner. Y después llegó el quinto, de Memphis, que hizo el trilero con su defensor para quedarse solo frente al meta del Inter y batirle cruzado. Dembélé por la derecha, un aeroplano, se fue de todos para poner el sexto. El Inter Miami ya había dimitido y el equipo rodado parecía ser el Barça, que arranca la vira con una de esas goleadas que suponen un mensaje claro: este año no está para gracietas.