Y Sainz gana su primera carrera de Formula 1, Verstappen 2º y Hamilton 3º

En la carrera más intrigante desde aquel apocalíptico Gran Premio de Abu Dabi que decidió el último Mundial en favor de Max Verstappen, Carlos Sainz hizo historia al estrenar su casillero de victorias en la Fórmula 1 y en transformarse en el primer Español que lo consigue al lado de Fernando Alonso (acabó quinto), autor de las 32 victorias precedentes, la última allí por 2013 (Montmeló). El triunfo del conduzco de Ferrari en Silverstone fue la metáfora perfecta de su trayectoria deportiva; un ejercicio de perseverancia y consistencia, dos de sus mayores atributos al lado de la velocidad.

Esta victoria, en cuanto al resto, rompe la ráfaga de 6 sucesivas que amontonaba Red Bull, y le devuelve al torneo algo del picante que había perdido en las últimas datas.

Con independencia de la estadística, esta prueba alimentará con múltiples de sus secuencias el resumen de los mejores instantes de la época. Una cita en uno de los circuitos con más pedigrí del calendario, un escenario muy relevante en la vida de Sainz, que allí por 2013 se subió por vez primera a un monoplaza de F1 (Toro Rosso), un par de años ya antes de comenzar en el certamen. Desde entonces, su progresión fue sin los alardes de otros, mas muy solvente, lo bastante para que Renault se fijase en él (2017), a fin de que McLaren le fiase su renacimiento (2019) y a fin de que Ferrari, el símbolo más universal de las carreras de vehículos, le contratase el curso pasado como seguro.

Han pasado 150 grandes premios antes que Sainz pudiese descorchar el champán desde el peldaño más alto del pódium, circunstancia que le transforma en el segundo corredor que más acontecimientos debe llenar hasta ese momento, solo tras los 190 que debió aguardar Checo Pérez. Este, segundo, y Lewis Hamilton, tercero, acompañaron en el pódium al madrileño, el mejor en una jornada épica, síntoma de la buena salud de la que disfruta la F1. Y no solo por la inseguridad que se vivió durante las 52 vueltas completadas, que hicieron realmente difícil adelantar la identidad del ganador hasta las últimas diez vueltas, sino más bien por el alivio que supuso ver a Guanyu Zhou salir indemne de uno de los accidentes más terroríficos de los últimos tiempos. Los sobresaltos no acabaron con el del chino, por más que los que llegaron después fuesen totalmente diferentes, de esos que dejan a la hinchada con la boca abierta.

Dos salidas en parado, 4 cambios de líder y un pelín de suerte, recolocaron a Sainz en la mejor predisposición posible para estrenar su casillero en grande, un día siguiente de haberse apuntado la primera pole de su vida. En Silverstone no fue el más veloz, mas jamás bajó los brazos, otro da de las marcas de clase de este chico, una genuina roca mental por todas y cada una de las situaciones a las que se encaró desde pequeño, cuando todos y cada uno de los contrincantes de su paso por el karting se obsesionaban con él por ser hijo de quien era. Esa discreción que siempre y en toda circunstancia viajó con él mezcló de forma perfecta con el carácter fuerte que le sostuvo firme en los instantes definitivos, en los últimos tiempos y en especial este domingo. Sainz supo sacar los codos cuando debió hacerlo —en la segunda arrancada, para defenderse de Max Verstappen—, y contrariar a sus jefes en el tramo más definitivo, justo antes que el safety se fuera, a diez giros para la bandera de cuadros.

Puesto el segundo, pegado a Charles Leclerc, que circulaba al frente, mas con las gomas considerablemente más al máximo, desde el muro de Ferrari le solicitaron al Español que le dejase margen al monegasco, para intentar resguardarle de los lobos que venían por detrás. Singularmente de Hamilton y de Pérez, que surgieron con un ritmo mefistofélico. “¡Parar de inventar!”, les respondió Sainz, que solo consiguió un “OK” por contestación de Riccardo Adami, su ingeniero de pista. El diferencial de velocidad que ofrecían los compuestos duros al cotejarlos con los del resto —blandos y nuevos— probablemente habrían arruinado el triunfo de la Scuderia, en lo que hubiese sido otro vergonzoso haraquiri. En Maranello van a deber examinar realmente bien el proceso de toma de resoluciones por el hecho de que no es muy normal que Sainz, metido en el estruendo de la batalla y a más de 300 por hora, tenga las ideas más claras que el exorbitante conjunto de ingenieros que se dedican a proponer la estrategia.

TiroAlpalo