Baskonia - Real Madrid (77-85)

Se leyó en un cartel lumínico ya antes del partido. Detrás, las plantillas de los dos equipos aplaudiendo, y los árbitros. Un bonito recuerdo al adiestrador Madridista, que ya está en su casa tras padecer el último día de la semana un infarto. El Madrid deseaba dedicarle la victoria, devolverle a una final, la 33ª desde 2011, la décima de Liga en su era, y lo logró a pesar de las embestidas del Baskonia y de Baldwin (26 puntos). Al final, como reconocía el adiestrador vitoriano, Neven Spahija, el talento se impuso (77-85), y el físico, en una exhibición apabullante de Edy Tavares con 23 tantos (8 de 13 de dos y 7 de 8 desde la personal), 12 rebotes, 2 asistencias y 2 tapones para 36 valoración (iguala el récord blanco, de Tomic y de Herreros, en un duelo de playoff).

A su lado, un espléndido Deck, asesino sigiloso esta vez con un infrecuente 3 de 4 de 3 (17+8+4 asistencias). Y Hanga, que cumplió con nota en un equipo sin bases a pesar de alguna pérdida de más. Quinta victoria seguida en lo que va de playoff, el triunfo de un bloque, aun en ausencia de su líder doliente.

Williams-Goss, Alocén, Heurtel, Llull y Abalde eran bajas, por lo que el único directivo que quedaba en pie era el canterano Juan Núñez. Las dificultades del Madrid en el puesto de base pasaron desapercibidas de salida con Hanga, Causeur y Deck en el quinteto titular. Mucho acierto de 3 (5 de 8) y balón compartido (5 asistencias) a fin de que el que subiese la bola no se asfixiara. Y atrás, gran defensa con muchos jugadores intercambiables y buen rebote, con Tavares, claro. El Real abrió brecha hasta un +12 en el segundo cuarto (21-33) ya con Poirier en cancha y, desde entonces y con las rotaciones, comenzó a acordarse de que le faltaba un directivo. Desapareció su juego de perímetro y solo avanzaba con balones dentro a Tavares, bien buscado a fin de que sacara personales en los desajustes protectores contra pares más pequeños. Entre él y Poirier, 14 de los 16 tantos del segundo acto en frente de un 0 de 3 en triples.

El Baskonia despegó con Baldwin, muy eficiente en el uno contra uno, y con la fuerza y el acierto de Fontecchio (talento individual que contrastaba con las asistencias al reposo, solo 3). Un 9-0 de parcial devolvió a los locales a la riña. Y en la reanudación, otra acometida de Baldwin: 38-41. Giedraitis erraba un triple para empatar y… el Madrid pegaba otro acelerón. Primero, Deck y después, un imperial Tavares, que a lo habitual agregaba dos tiritos de 5 metros y otro más con rizo de propina, a la media vuelta paralelamente a la línea de fondo. Un espectáculo, de los de no eliminar ojo mientras que comes palomitas, aun para la afición del Buesa Arena.

Enfrente, más Baldwin: 5 puntos en el primer cuarto, 10 en el segundo y otros 10 en el tercero. Menos de dos minutos de respiro y nuevamente a escena. Los visitantes abrieron brecha hasta un +15 (51-66) prácticamente irremontable; no obstante, los blaugranas no se entregaron. La llegada de Granger resultó definitiva para recobrar la esperanza en la grada. Un triple, una canasta, un libre, un hurto y… una técnica de Hanga: 64-69 a 7:07, ojo. Tiempo fallecido de emergencia y gran reacción merengue con Hanga y Deck de protagonistas. Lo que se había descosido volvió a coserse.

El Baskonia no llegó a sacar la bandera blanca a pesar del 66-81, mas sí se enojó con un tiempo fallecido de Chus Mateo a falta de 49 segundos (72-83). En el lugar de Laso, el técnico madrileño no lo veía ganado, si bien lo pareciera, y por eso no dejó de dar instrucciones (6-0 con él en el banquillo). “Queríamos dedicarle la victoria a Pablo y nos entraron los nervios por el hecho de que se acercaban”, explicó entonces como excusa. Se las admitieron. Amarró el 3-0, a la final, la décima en Liga de la era Laso de once posibles. Solo se perdió la de la burbuja, en 2020, con formato exprés. Ahora le esperan unos días sin competir, a la espera de rival: Barça o Joventut.

TiroAlpalo