Nadal avanza a dieciseisavos a golpe de inercia (6-4, 6-4, 4-6, 6-3)

Absolutamente nadie afirmó que el camino de Rafa Nadal en Wimbledon sería simple. Había motivos para meditar lo opuesto, que el tirotear debería desembrozarlo. Para iniciar, pues no jugaba un partido oficial sobre Hierba desde 2019, y tenía la necesidad de pasar horas en pista para recobrar la memoria de los movimientos y del golpeo. En la primera ronda se desenvolvió bien, si bien perdió el tercer set y padeció ante Francisco Cerúndolo.
Este jueves, en frente de Ricardas Berakins, le pasó lo mismo ya antes de imponerse por 6-4, 6-4, 4-6 y 6-3 en 3h02. El lituano de 32 años y 106º del planeta mostró buenas formas, si bien no impidió que el de España alcanzase por 11ª vez en 15 participaciones. Se encarará el sábado al italiano Lorenzo Sonego, un contrincante nuevo en su trayectoria, que se impuso al francés Gaston (7-6 (4), 6-4 y 6-4).

“Cada día es un reto, jugamos contra los mejores y cada contrincante es bastante difícil. En estas condiciones, un tanto más, no había jugado en Hierba en 3 años”, afirmó Nadal, que amontona 32 victorias este curso, para un total de 1.060 en su carrera, 307 de ellas en Grand Slams (16 seguidas en 2022), con las que se queda solo en el cuarto puesto de la lista de todos y cada uno de los tiempos, por delante de Navratilova (306) y tras Federer (369), Sosiega Williams (365) y Djokovic (330). Unas cantidades que aun en el caso de un muy, muy grande jugador como , son una genuina brutalidad.

Rafa jugó con unos tapes cruzados en la zona inferior derecha del abdomen. Quizás por eso no tuvo una seguridad absoluta con su servicio y bajó la media de velocidad respecto al encuentro del martes ante Cerúndolo. Si bien sus números no fueron nada malos (13 aces), lo perdió un par de veces y salvó otras 3 opciones de quiebre de Berankis, un tenista apañado a pesar de su bajo ranking, aunque es verdad que el césped tiende a igualar y provoca muchas sorpresas. En la primera manga ya se vio que el compromiso no iba a ser simple para Nadal, incómodo en unas condiciones de viento y algo de frío. Se lo llevó tras salvar un punto de break y transformar uno justo para el 6-4. En el segundo parcial, al manacorí le tocó remontar. Debió ponerse con frecuencia en modo defensivo y remangarse para doblegar a Ricardas, que no se cortó ni un pelo. “Al principio, he cometido muchos fallos, debo admitir que las cosas no son perfectas y continuar mejorando, siendo humilde y pensando en positivo para hacerlo mejor en todos y cada juego y en todos y cada set”, reconoció el ganador del 22 Grand Slams.

No fue capaz tras voltear un marcador que se le puso desfavorable en la salida del tercer set. El de Vilna estuvo impecable en ese tramo de partido, antes que en el cuarto se le soltaran las costuras a su plan de juego, en los mejores instantes de Rafa (“He jugado buen tenis con un buen saque, más beligerante con la derecha”, examinó), lanzado hasta el momento en que una tormenta paró encuentro a lo largo de 50 minutos mientras que se cerraba la cancha con el techo retráctil y se achicaba el agua amontonada en la tela que cubría el césped. Ni el parón ni el cambio de circunstancias afectaron a Nadal, que cerró con sencillez, puntazo por el medio, un triunfo que le deja adiestrarse otro día y regresar a jugar. Lo que a él le gusta: “Esta victoria me da la ocasión de proseguir mejorando. Necesito mejorar”.

TiroAlpalo