Y Alcaraz puso a bailar a Nueva York en primera ronda pese a la retirada de Baez (7-5, 7-5, 2-0 ...)

Alcaraz, que se encarará mañana a otro argentino, en un caso así natural de Rosario, Federico Coria, le dio al público estadounidense lo que aguardaba de él: entrega, agresividad y puntos espectaculares. Entre todos , queda para el recuerdo un willy potente y preciso que no pudo devolver Báez. Retornaba el murciano de 19 años, como el top-3 más joven del campeonato desde Nadal (19 y 2º preferido) en 2005, al escenario en el que sorprendió al mundo entero con su victoria en la tercera ronda del año pasado ante Stefanos Tsitsipas.
Esos 5 sets de pasión en los que Carlitos se metió en el bolsillo a la escandalosa gente de la ciudad de Nueva York. Sin embargo, Alcaraz padeció bastante para superar a un contrincante entusiasta, bravo y combativo, que relució en la defensa de las ofensivas del prodigio de El Palmar. “Sebastián es un enorme jugador, peleó hasta la última pelota, ha decidido lo mejor”, afirmó de un tenista al que había vencido el año pasado camino de su título en las NextGen ATP Finals.

“Es durísimo jugar así. En el segundo set lo he pasado mal para proseguir a mi nivel tanto física como mentalmente. Mas la energía que recibo en esta pista es muy especial”, reconoció Alcaraz. El entorno, al que poquito a poco se va habituando, le ayuda considerablemente más de lo que puede dañarle. Por el hecho de que Carlitos es un apasionado, que festeja los aciertos con saña y contundencia, y sabe realmente bien como calentar a los apasionados, ávidos de espectáculo en la jungla de cemento que es el Grand Slam neoyorkino.

Por eso, se sobrepuso a situaciones frágiles, sobre todo en esa segunda manga a la que hizo referencia, cuando Báez se puso por delante con un break para 4-3 y saque, que por desgracia para él se quedó en nada por el inmediato contrabreak de Carlitos. Este remató como había hecho en el primer set, en el duodécimo juego, y rompió el servicio de un contrincante que acusó inconvenientes en una pierna, por los que fue atendido ya antes del inicio del tercer parcial. Al verse muy por debajo y reventado, hincó la rodilla y se rindió sin antídoto. La verdad es que no podía más. “Nadie se merece un final así, ni los jugadores, ni los espectadores”, afirmó Alcaraz, que se está transformando en un reputado frontman, apodo con el que se califica a los líderes de los conjuntos musicales que son capaces de dirigir a las masas. Como .

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