Faltan un par de días para que los Juegos Olímpicos de París vivan su inauguración estelar por el río Sena, pero hay competiciones que ya arrancan. Una de ellas es el fútbol, donde España cuenta con sumar dos medallas tanto en hombres como en mujeres. Los primeros fueron los encargados de subir el telón en el teatro en el que se ha convertido la capital francesa. La conclusión con la que hay que quedarse es con la suma de los tres primeros puntos y olvidar pronto la imagen pobre que los españoles han brindado frente Uzbekistán.
Aparentemente en la sección primera , no se podrá decir que este torneo -en el que por primera vez en la historia olímpica no hay grandes estrellas mundiales- vaya a jurar bastante. España no supo dominar el juego y los uzbecos se vieron capaces de ofrecer la sorpresa espoleados por los ánimos de sus apasionados.
Esos hinchas , que se dejaban notar mucho más que los españoles, no dejaron de confiar ni cuando Marc Pubill adelantó a España en el minuto 27’. El defensa del Almería aprovechó en el segundo palo un centro tras la falta lateral que se cometió sobre Fermín (el más activo de la sección primera ).
La gasolina para animar no solo se encontraba en las ocasiones que produjeron los uzbecos tras el gol, estaba en las sensaciones que acabarían por confirmarse al filo del intermedio. El colegiado mauritano Beida Dahane tuvo que usar el VAR para corroborar con la pena máxima un leve agarrón de Cubarsí a Khamraliev en el 45’.
Shomurodov no perdonó la posibilidad y subió las tablas al marcador para deleite de sus compatriotas desplazados al Parque de los Príncipes de París.
Tras la reanudación, Santi Denia sacó hasta cinco jugadores a calentar. No le agradaba lo que estaba haciendo España.
Para colmo de males España falló un penalti en el minuto 59. Sergio Gómez lo tiró al medio y a media altura, pero se halló con el pie firme del portero Nematov. La oportunidad llegó una vez que Fayzullaev barriera a Oroz en el área.
El flamante nuevo jugador de la Real Sociedad pudo desquitarse unos minutos después al materializar el segundo tanto de los de Santi Denia. Remató a placer desde en el área un pase de la desaparición (62’). Santi Denia respiró por fin , cuando menos se pudo cobijar en la región de su área técnica que ofrecía sombra.
El bajón físico y sensible de la selección de Uzbekistán dejó a España hacerse con el control de la posesión. Aún con todo, la afición uzbeka no dejó de animar a los suyos. Creían en el empate y sostuvieron las esperanzas hasta que sonaron los tres pitidos finales.