El Real Zaragoza y la Ponferradina no pasaron del empate en el desafío que les enfrentó en La Romareda en un partido marcado por la necesidad de los dos de ganar, dada su circunstancia en la categorización, por lo cual el exiguo punto sumado les deja con semejantes apuros a los que había antes de que se disputase el acercamiento.
La igualada no facilita al grupo leonés salir de la región de descenso aunque iguala al grupo que le precede, el Racing de Santander, y para el grupo 'blanquillo' piensa continuar con tan solo 4 puntos de renta sobre la región roja y con el agua al cuello.
A priori el combate se presumía como una final porque un triunfo para uno u otro bando podía marcar el futuro de los dos, si no en el aspecto cuantitativo porque por el momento restan bastantes partidos, sí en el psicológico porque hubiera supuesto un considerable refuerzo moral para futuros encuentros.
Sin embargo, en un partido marcado por el miedo y las considerables prudencias de uno y otro, ninguno dio muestras de estar por arriba del contrincante, algo previsible a tenor de su categorización, y tampoco nadie tuvo la clarividencia o el acierto de explotar alguna oportunidad para haber decantado la contienda.
Un profundo Zaragoza pareció salir dispuesto a adelantarse próximamente en el marcador y con el dominio del esférico, y utilizando robos en la región medular y saliendo a la contra con agilidad puso en aprietos en numerosas oportunidades a la misión de Amir Abedzadeh.
Sin embargo, como ya es recurrente, la carencia de acierto rematador evitó que pudiera abrir el marcador frente un contrincante que presionaba prominente para evadir la salida del esférico local pero que era bastante extenso en la presión, situación que dejaba salir con eficacia al grupo de Fran Escribá.
Sin embargo, coincidiendo con la lesión de Iván Azón el grupo maño comenzó a declinar en su dominio y, más que nada en sus llegadas al sector de un grupo berciano que de a poco salió adueñando del esférico más allá de que el misión 'blanquillo', Cristian Alvarez, no tuvo que intervenir porque solo en una oportunidad la Ponferradina se acercó con riesgo aunque fue conjurado por la defensa local.
El descanso no varió la inclinación, con el conjunto de David Gallego controlando el esférico pero sin presencia en el sector zaragocista, y un conjunto maño que no era con la capacidad de quitar balones como en el primer tiempo por lo cual no hacía otra cosa que perseguir el esférico.
Y cuando consiguió recuperarlo, desde el minuto 60, el movimiento era bastante retardado por lo cual no era con la capacidad de sorprender a los castellanoleoneses que no poseían inconvenientes para defenderse ni pasaban por apuros.
Con el partido igualado y sin solamente llegadas a las superficies el grupo maño tuvo una buena elección para haber desequilibrado la contienda con un tiro al palo de Sergio Bermejo en el minuto 82, en una acción individual, y en el 89 fueron los visitantes los que próximo estuvieron de marcar con un remate de cabeza de José Naranjo en un saque de esquina que tocó lo justo Cristian Álvarez para que diera en el larguero e impidiera el tanto.