La línea estaba marcada, el trabajo del Real Sporting de Gijón venía siendo positivo en las últimas semanas, exactamente en las que el calendario era más exigente, mas los resultados no acababan de llegar. Esta visita a La Rosaleda parecía una ocasión favorece, midiéndose al colista de la clasificación, un equipo en inconvenientes. No obstante, dos versiones bien diferentes del Sporting entre la primera y la segunda mitad, dieron con un resultado de empate tan desilusionante como deficiente para los de Abelardo Fernández.
Para medirse a los andaluces, Abelardo movió el once inicial con 4 cambios de consideración. Pol Valentín entraba en vez de Guille Rosas en el lateral diestro; Cali Izquierdoz retornaba al once tras recobrarse y reemplazando a un lesionado Axel Bamba; Jordan Moflete comenzaba como titular ocupando el costado izquierdo en vez de Dani Queipo y, finalmente, Djuka retornaba al banquillo dando paso a la pareja de puntas autor de los últimos tantos rojiblancos: Cristo González y Víctor Campuzano.
El Sporting empezó bien el encuentro, sumando las primeras ocasiones en los minutos iniciales de partido. Cali Izquierdoz informaba a balón parado, mientras que Campuzano era el que más lo procuraba en área contrincante, con un potente cabezazo que se iba a escasos centímetros de la portería de Yáñez. En botas de un activo Jordan Moflete, al que ya había ganas de testar, la primordial amenaza ofensiva de los asturianos se centraba por el carril izquierdo, con la peculiaridad de unir a sus extremos cara el corredor central.
El Málaga asimismo mostraba sus armas, singularmente peligroso en transiciones ofensivas, atacando con verticalidad, si bien no conseguían comprometer los intereses de Diego Mariño. El Sporting estaba más serio y asentado en el partido, y los de Abelardo hallaron recompensa a ello. Tras una larga posesión rojiblanca, que reinició el juego hasta sus centrales tras procurar un ataque por izquierda, halló el beneficio por el costado opuesto mediante un jugadón de Pol Valentín. El lateral puso bien el cuerpo y resguardó su control virándose sobre sí mismo y superando a su par, desde ahí se montó en la motocicleta, ganó línea de fondo y puso un balón atrás que Cristo, bien posicionado, aprovechó para fusilar y poner el 0-1 en el marcador. Cuarto gol para el canario esta temporada en una jugada perfecta del colectivo, y fabulosa de Pol en el plano individual.
El Málaga lo procuraba a cuentagotas, singularmente por medio de centros laterales que proseguían sin comprometer en demasía a la zaga asturiana. Era el Sporting el que sí se aproximaba con más pretensión, sumando una situación que no concluyó en remate, mas que sí pudo darle una mayor ventaja; Jordan Moflete se metía cara el balcón del área, caracoleaba y lograba superar a su par para entrar al área con Yáñez como último obstáculo. No obstante, el mexicano sería derruido por detrás por Escassi una vez pisó área, el árbitro estimó que hubo balón por el medio, algo que se descartó con las reiteraciones televisivas, y el VAR no entró a corregir al agremiado. Polémica para dirigirse cara vestuarios. Prosigue sin tener un solo penalti a favor el Sporting esta temporada.
El segundo tiempo cambió algo las tornas del encuentro. El conjunto de Pepe Mel pasó a dominar más la posesión de balón, asentándose sin mayor oposición en campo contrincante frente a un Sporting que iba poquito a poco pertrechándose cerca del área de Mariño. En ese contexto, el balón parado tomó estrellato, y fue nuevamente el cuadro asturiano el que tuvo la ocasión más clara. Tras un saque de esquina, Cali peinaría en el primer palo y Campuzano remataría, forzado en un escorzo, en la frontal del área pequeña, mas Yáñez se encontró con el remate del catalán e impidió el gol de la calma para los rojiblancos.
El Málaga asimismo tuvo algún amago a balón parado, aprovechando lo encerrado que estaba el Sporting. Y al final, su insistencia tuvo premio, ya en los últimos minutos del encuentro. Fue en un córner, con fallo de Mariño en la salida por alto, que el balón le quedó fallecido a Juande en el área pequeña y que solo debió empujarla. El bajonazo de los de Abelardo en la segunda parte les acabó penalizando.
El marcador no se movería más, mas sería el Málaga el que seguiría con la inercia atacando en la recta final, pese a alguna amenaza a la contra del Sporting, en botas de Queipo o de Djuka ya en el descuento, algo que no se había visto prácticamente en el grueso de la segunda mitad. Una primera parte en la que se mereció ganar y una segunda donde fue superado. Al final, el equilibrio se impuso con un empate que de poco sirve a los asturianos en su busca por engancharse a los puestos altos de la clasificación. Le faltó ambición al Sporting.