Afirman que, con el tiempo, la vida pone a cada uno de ellos en su lugar. Y en el futbol, que tiene similitudes con la vida, no iba a ser menos. Esta vez, al Levante le da una segunda ocasión que no desea dejar escapar. Tras perder muchas a lo largo del torneo nacional de Liga, el combinado de Javi Calleja desea dar el salto a la elite y está preparado. En verdad, se lo ha ganado. A la espera de saber quién va a ser su contrincante, al Levante solo le queda subir un último peldaño, tras ganar al Albacete con dos tantos de Brugué y otro de Soldado y de poner las cosas en su lugar.
A pesar de que el conjunto de Rubén Albés se las prometió felices, e inclusive fantaseó con una remontada, el que manda radica en Orriols y viste de blaugrana. Ni dio opción ni se dejó menospreciar. No obstante, aún ahora queda lo mejor. El sueño de ascender a Primera División y la ilusión de romper el techo de la Segunda, de una vez por siempre, se dispara por completo. El instante del Levante ha llegado.
Los chicos dirigidos por Javi Calleja probaron, desde el primer momento, que lo sucedido en el Carlos Belmonte formó una parte del pasado y no influyó en el presente. Desearon arrollar a su contrincante sin medias tintas, a pesar de que el Albacete se negó a salir del coliseo de Orriols con un marcador que no le favoreciese. Los de Rubén Albés, tal como anunciaron en la anterior del choque, salieron a tumba abierta, y tan cerca se quedaron de ponerse por delante en el marcador que, al contragolpe, el Ciutat festejó el primero de la noche. Marc Pubill, sobre la línea de gol, sacó un disparo de Dubasín, y en el despeje, la jugada acabó en tanto en favor del Levante.
Recogió Jorge De Frutos en su campo, enfrentó a los centrales y se la dio a un Brugué que batió a Bernabé. Orriols celebró la diana entre el bufandeo y la expectación de la jugada, y cuando el cuero tocó las mallas, el público lo cantó locamente. Si hubo cualquier atisbo de remontada desde el Albacete, el ‘17’ se ocupó de apedrearlas todas y cada una, de igual manera que, a falta de 5 minutos para la finalización del primer tiempo, probó que su verticalidad y capacidad de asombrar, tan añorada desde su lesión, prosiguen íntegras. Iborra despejó un envío desde área contrincante, y ante la carencia de comprensión entre Olaetxea y Boyomo, el extremo se coló entre los dos centrales para poner el segundo de los granotas.
Al Levante le tocó acabar la faena, y tras conseguir una cómoda ventaja en el marcador, los segundos 45 minutos fueron una celebración. Al Albacete, alén de sus intentos en reducir diferencias, le tocó agachar la cabeza. La sensación fue la de que a los de Javi Calleja les sirvió con lo pasado en el primer ataque. Por este motivo, el equipo fue a resguardarse, a ponerle el candado a su portería y a no hacer más sangre de la vertida en el césped del Ciutat de València. Todas y cada una de las palabras emitidas desde Carlos Belmonte, con ánimo de superioridad, se las llevó el viento. El Levante charló, controló los tiempos y le sobró todo lo demás.
No obstante, al Albacete le quedó algo de orgullo. En verdad, algún disparo que otro ejecutaron a la portería protegida por Femenías, mas aún le quedó al cuadro granota tiempo para rematar a su contrincante. A la contra, como hizo a lo largo de toda la segunda mitad, Wesley habilitó a Soldado y el ‘9’, solo frente al portero, definió con perfección. Una victoria que, sumada al 6-1 global de la eliminatoria, sella el pase a la final por lo alto. De forma magnífica y probando de qué pasta está hecho. Y, sobre todo, en qué categoría merece jugar la próxima temporada.