El centro atrás es tan viejo como el futbol. Un wing desborda, levanta la cabeza, manda el centro y halla en situación de número 9 a un optimista, de frente al arco. Países Bajos tiene la mística de su vieja escuela. Un detalle de la escuela holandesa, el estilo Orange. Denzel Dumfries va, vuelve, ataca y se defiende, por el campo derecho. Solamente viejo: la explotación de las bandas.

Es el creador intelectual del 1-0, del 2-0 y el zurdazo sorprendente del tercero. Defensor, volante, wing, actúa en Inter y es una de las razones, la explosión del costado, de Países Bajos, que superó a USA por 3 a 1 y se clasificó para los cuartos de la Copa del Planeta. Este viernes, a las 16, se encarará con el ganador de la Argentina y Australia.

Países Bajos, la vieja Holanda, que causa admiración en el planeta, con la rúbrica del Ajax de Cruyff, prosigue en carrera, si bien con otra versión, con la misión de romper el maleficio histórico de no ser vencedor mundial, pese a las finales jugadas en 1974, 1978 y 2010. Es un equipo práctico, pragmático. Tiene un gigante, el arquero Andries Noppert, de 2,03m. El mejor zaguero del planeta, Virgil van Dijk.

Daley Blind es un volante de los de antes: juega, quita, raspa, piensa. Contagia. Y cuando está liberado, Memphis Depay es todo cuanto está bien. El resto, un conjunto de entusiastas, disciplinado, que no le resulta interesante la posesión del balón (41 por ciento ), ataca cuando se le antoja y, en ocasiones, “aburre” al espectador ecuánime, asimismo, en el locuaz triunfo contra el abanico de Norteamérica, con tantos de Depay, Blind y Dumfries. Un equipo incómodo.

“Váyanse a casa, si están hastiados y no les agrada el estilo del equipo. Todos y cada uno de los llenes neerlandeses van a estar bastante orgullosos de que proseguimos avanzando”, había dicho Louis Van Gaal, el técnico holandés de 71 años, el oponente íntimo de un joven Román Riquelme, en viejas temporadas de Barcelona. Le complacen los debates al viejo profesor, sobre todo, con un conjunto de cronistas neerlandeses. “Creo que las cosas no están tan mal como dices”, le espetó a un especialista que sugirió que “el estilo de juego” de Países Bajos “es aburrido”. Hastiado, incómodo. Veloz, incisivo, desdeña el 4-3-3, el de extremos abiertos, que representa a clubes como Ajax o Barcelona.