Shakira sonaba en los altífonos y en las gradas relucían las linternas de los móviles para dar la bienvenida a los caballa. Día grande. Pasase lo que pasase. Lo que pasó fue lo previsto: victoria plácida, muy plácida, del equipo de Xavi, que ya espera contrincante en cuartos tras golear prácticamente sin despeinarse a un Ceuta al que la ilusión le duró cuarenta minutos.
El Ceuta le afirmó al Barça, desde el primer minuto, que si deseaba regresar a Barcelona siendo equipo de cuartos se lo debería trabajar. El balón, pasado el primer cuarto de hora, no tenía un dueño claro y jugada era una guerra. Bellerín se metió en el área desde la banda derecha y se la puso a Raphinha, que remató fuera con la derecha. Corría el minuto 13 y esa fue la primera aproximación azulgrana. Los caballa lo procuraban con la energía que aporta la ilusión de hacer algo grande. Con ganas de ser recordados. Jota, "el Messi del Ceuta", como se oyó asimismo por los altífonos, las solicitaba todas y cada una y cada todos y cada uno de los balones se transformaban en algo mejor cuando la recibía. Un córner nacido de sus botas terminó con el cabezazo de Rochi fuera. Fue el primer aviso ceutí.
El Barça lo fundamentaba casi todo en Raphinha, el más activo del ataque barcelonista. Suya fue una internada ocasional por la izquierda que terminó con un disparo demasiado cruzado. A los de Xavi les costaba un planeta producir riesgo frente a un Ceuta solidario y sólido, mas para nada tacaño, mas la calidad acostumbra a imponerse y así fue. Raphinha, el mejor azulgrana, recibió en la frontal, se la puso en la zurda y la puso de rosca en la base del palo, lejos de Mejías, que no llegó. Lo más bastante difícil, a 5 del reposo, estaba hecho y el Barça se fue al vestuario con la calma que da echar un ojo al marcador y ver que todo cuadra.
Lo siguiente era matar el partido y eludir sustos superfluos. 5 minutos tardó el equipo en hacer los deberes. Kessie aprovechó una pérdida atrás del Ceuta para mandar un balón meridiano a Lewandowski. El polaco no excusó y puso el 0-2. El trabajo estaba hecho y el Barça podía comenzar a meditar en la próxima ronda cuando aún faltaban cuarenta minutos para el final. A muchos quilómetros, el la capital de España padecía en Villarreal.
El segundo pareció transformar el partido en algo similar a un amistoso, mas fue solo una sensación pues el Ceuta no estaba presto a tirar la toalla y lo procuraba empujado por la grada. Los caballa se aproximaron con malas pretensiones al área de Ter Stegen, si bien, eso sí, sin maldad. Todo lo opuesto que el Barça. Alba abrió para Ansu Fati en la izquierda, recortó cara dentro y la puso, como había hecho Raphinha en el primero, al palo largo. El tercero, ahora sí, dejaba la eliminatoria vista para sentencia. Si es que no lo estaba ya.
Kessie, que jugó un partido muy completo, había puesto su sello en forma de asistencia en el gol de Lewandowski y, a diez para el final, deseó ponerlo asimismo con el gol, marcando el cuarto de cabeza, dibujando en el marcador un resultado que no dejaba interpretaciones. El polaco, a los noventa minutos, hizo el quinto para firmar su particular doblete.
El Barça lo fundamentaba casi todo en Raphinha, el más activo del ataque barcelonista. Suya fue una internada ocasional por la izquierda que terminó con un disparo demasiado cruzado. A los de Xavi les costaba un planeta producir riesgo frente a un Ceuta solidario y sólido, mas para nada tacaño, mas la calidad acostumbra a imponerse y así fue. Raphinha, el mejor azulgrana, recibió en la frontal, se la puso en la zurda y la puso de rosca en la base del palo, lejos de Mejías, que no llegó. Lo más bastante difícil, a 5 del reposo, estaba hecho y el Barça se fue al vestuario con la calma que da echar un ojo al marcador y ver que todo cuadra.
Lo siguiente era matar el partido y eludir sustos superfluos. 5 minutos tardó el equipo en hacer los deberes. Kessie aprovechó una pérdida atrás del Ceuta para mandar un balón meridiano a Lewandowski. El polaco no excusó y puso el 0-2. El trabajo estaba hecho y el Barça podía comenzar a meditar en la próxima ronda cuando aún faltaban cuarenta minutos para el final. A muchos quilómetros, el la capital de España padecía en Villarreal.
El segundo pareció transformar el partido en algo similar a un amistoso, mas fue solo una sensación pues el Ceuta no estaba presto a tirar la toalla y lo procuraba empujado por la grada. Los caballa se aproximaron con malas pretensiones al área de Ter Stegen, si bien, eso sí, sin maldad. Todo lo opuesto que el Barça. Alba abrió para Ansu Fati en la izquierda, recortó cara dentro y la puso, como había hecho Raphinha en el primero, al palo largo. El tercero, ahora sí, dejaba la eliminatoria vista para sentencia. Si es que no lo estaba ya.
Kessie, que jugó un partido muy completo, había puesto su sello en forma de asistencia en el gol de Lewandowski y, a diez para el final, deseó ponerlo asimismo con el gol, marcando el cuarto de cabeza, dibujando en el marcador un resultado que no dejaba interpretaciones. El polaco, a los noventa minutos, hizo el quinto para firmar su particular doblete.