La Real Sociedad vuelve de Portugal con una nueva derrota en el macuto, la segunda de la pretemporada, y seguro que a Imanol no le hace gracia perder, si bien sea con ocasión de amistosos. No obstante, las circunstancias mandan y tiene toda la pinta de que en esta ilusionante temporada no veremos marchar la maquinaria a máximo rendimiento hasta bien entrado septiembre.
Resulta lógico y congruente con un calendario de locos, que tenía a Zubimendi, Merino y Le Normand jugando una final de Nations League un 18 de junio en Rotterdam, y que ubicará a los 3 un 12 de agosto de vuelta a la competición oficial, con las vacaciones por el medio.
Sí, cayó la Real en Faro contra el Sporting de Portugal, pues le faltó finura técnica para explotar las superioridades y ventajas que sí halló, por el hecho de que padeció mucho cuando perdió el balón y no puedo recobrarlo veloz, y asimismo pues en la situación de central izquierdo al muchacho Astigarraga le tocó en muchas ocasiones danzar con la más fea. Este zarauztarra de 19 años tiene buenísima pinta, zurdo, adecentado con el balón y siempre y en todo momento bien puesto, corrigiendo y corriendo cara atrás de manera eficaz si la acción no le demanda una velocidad excesiva. No obstante, hubo muchos lances este martes que le forzaron a salir lejísimos de Remiro para encimar al delantero local Gyokeres, un sueco recién fichado del Conventry inglés que se impuso en todos y cada uno de los duelos con el canterano blanquiazul. Dejaba de cara a un compañero, con los txuri-urdin abiertos en canal, y producía así situaciones peligrosas que explicaron en una gran parte el panorama de los 45 minutos iniciales.
El primer gol llegó tras carrera de Esgaio a la espalda de un adelantado Diego Rico y centro envenenado que tocó en el propio Astigarraga a fin de que marcase Gyokeres. El segundo, en un pase a la espalda del central blanquiazul que Esgaio, protagonista nuevamente, cruzó ante Remiro. Y aún y todo la Real hizo del mismo modo cosas bien, contra un contrincante preparado en 5-2-3 y frente al que los de Imanol supieron interpretar dónde podía encontrarse el hombre libre. Si el bloque local se elevaba, con los extremos apretando a centrales y exactamente el mismo Gyokeres a Urko, Remiro hallaba a los laterales. Y si los lusos se hundían un tanto más, la escuadra guipuzcoana sabía hurgar a la espalda del doble pivote verdiblanco con las caídas de Sadiq, los movimientos interiores de Kubo o la situación adelantadísima por instantes de un notable Robert Navarro. Asimismo ensayó Alguacil con salidas de 3 que implicaban meter dentro a Gorosabel como segundo pivote, sirviéndole todo ello al equipo para, sin avasallar, contar con de ocasiones en las botas del nipón, de Sadiq e inclusive en la cabeza de Turrientes. No entró ninguna.
Ahí deben acabar las conclusiones. La Real, adecuada en múltiples facetas del juego, poco acertada en el momento de ejecutar determinadas acciones técnicas y concesora de vías claras cara la meta de Remiro, se quedó cortita en el primer tiempo para firmar un mejor resultado al reposo. Tras el mismo, mientras que, el carrusel de cambios implicó concluir el partido con una pareja de centrales que formaban los titulares la pasada campaña del juvenil (Jon Martín) y del tercer equipo (Lebarbier), en un once infestado de jóvenes que tampoco tienen la culpa de nada. Ayer de noche se encaraban a un enorme contrincante que se tomó el partido como el enorme ensayo del verano, tras hacer jugar a los suplentes en el amistoso matinal contra el Portimonense, y que, eso sí, pareció bajar algo el pistón a lo largo del tramo final. Jamás es plato de buen gusto ver a tu equipo derrotado así, ofertando la sensación de medirse a un contrincante considerablemente más redondo, mas la fotografía de ayer de noche en el Algarve no debe llevarnos a engaño. Resulta distorsionada a más no poder, y no le hace justicia a una escuadra que estos últimos agostos, cuando ha habido puntos en juego, siempre y en todo momento se ha transformado para bien.
Sí, cayó la Real en Faro contra el Sporting de Portugal, pues le faltó finura técnica para explotar las superioridades y ventajas que sí halló, por el hecho de que padeció mucho cuando perdió el balón y no puedo recobrarlo veloz, y asimismo pues en la situación de central izquierdo al muchacho Astigarraga le tocó en muchas ocasiones danzar con la más fea. Este zarauztarra de 19 años tiene buenísima pinta, zurdo, adecentado con el balón y siempre y en todo momento bien puesto, corrigiendo y corriendo cara atrás de manera eficaz si la acción no le demanda una velocidad excesiva. No obstante, hubo muchos lances este martes que le forzaron a salir lejísimos de Remiro para encimar al delantero local Gyokeres, un sueco recién fichado del Conventry inglés que se impuso en todos y cada uno de los duelos con el canterano blanquiazul. Dejaba de cara a un compañero, con los txuri-urdin abiertos en canal, y producía así situaciones peligrosas que explicaron en una gran parte el panorama de los 45 minutos iniciales.
El primer gol llegó tras carrera de Esgaio a la espalda de un adelantado Diego Rico y centro envenenado que tocó en el propio Astigarraga a fin de que marcase Gyokeres. El segundo, en un pase a la espalda del central blanquiazul que Esgaio, protagonista nuevamente, cruzó ante Remiro. Y aún y todo la Real hizo del mismo modo cosas bien, contra un contrincante preparado en 5-2-3 y frente al que los de Imanol supieron interpretar dónde podía encontrarse el hombre libre. Si el bloque local se elevaba, con los extremos apretando a centrales y exactamente el mismo Gyokeres a Urko, Remiro hallaba a los laterales. Y si los lusos se hundían un tanto más, la escuadra guipuzcoana sabía hurgar a la espalda del doble pivote verdiblanco con las caídas de Sadiq, los movimientos interiores de Kubo o la situación adelantadísima por instantes de un notable Robert Navarro. Asimismo ensayó Alguacil con salidas de 3 que implicaban meter dentro a Gorosabel como segundo pivote, sirviéndole todo ello al equipo para, sin avasallar, contar con de ocasiones en las botas del nipón, de Sadiq e inclusive en la cabeza de Turrientes. No entró ninguna.
Ahí deben acabar las conclusiones. La Real, adecuada en múltiples facetas del juego, poco acertada en el momento de ejecutar determinadas acciones técnicas y concesora de vías claras cara la meta de Remiro, se quedó cortita en el primer tiempo para firmar un mejor resultado al reposo. Tras el mismo, mientras que, el carrusel de cambios implicó concluir el partido con una pareja de centrales que formaban los titulares la pasada campaña del juvenil (Jon Martín) y del tercer equipo (Lebarbier), en un once infestado de jóvenes que tampoco tienen la culpa de nada. Ayer de noche se encaraban a un enorme contrincante que se tomó el partido como el enorme ensayo del verano, tras hacer jugar a los suplentes en el amistoso matinal contra el Portimonense, y que, eso sí, pareció bajar algo el pistón a lo largo del tramo final. Jamás es plato de buen gusto ver a tu equipo derrotado así, ofertando la sensación de medirse a un contrincante considerablemente más redondo, mas la fotografía de ayer de noche en el Algarve no debe llevarnos a engaño. Resulta distorsionada a más no poder, y no le hace justicia a una escuadra que estos últimos agostos, cuando ha habido puntos en juego, siempre y en todo momento se ha transformado para bien.