Jabeur marca la diferencia en semis, y jugará la final este sábado (6-2, 3-6, 6-1)

Ons Jabeur cumplirá 28 años el mes próximo de agosto y, en dependencia de lo que pase en un par de días, posiblemente le toque mudar el deseo a solicitar en el instante de soplar las candelas. La tunecina se ha transformado este jueves en la primera jugadora africana de la historia en lograr una final de Grand Slam, un jalón que ha conseguido tras inclinar en 3 mangas a Tatjana Maria (6-2, 3-6, 6-1) en la Centre Court de Wimbledon. Una batalla empapada de estilo y buen gusto donde la tunecina supo enfocar su mejor versión en el último parcial, sumando así su undécima victoria sucesiva. Un pasito más y va a haber conquistado el sueño de una vida.

Únicamente con el primer juego del partido, que superó los 8 minutos de duración, el espectador ya pudo gozar más pluralidad de Tenis que, prácticamente, en todo cuanto llevaban de campeonato. Es lo que tiene cuando se juntan dos maestras del recurso, comenzando por el servicio, siguiendo con sus efectos y concluyendo con su aproximaciones a la red. Seguro que no eran las dos con más seguidores a su espalda –aunque una de ellas sea hoy en día la Nº2 mundial–, mas el campeonato sobre Hierba más reputado de la historia merecía un pulso de este nivel. Un duelo donde, por un día, la potencia quedase apartada a una segundo grado en relevancia, rendido en frente de la técnica, la calidad y lo estético.

A todo esto, alén de todo el romanticismo del primer parágrafo, hubo una jugadora que se empeñó en resaltar su superioridad desde un primer instante. Ons Jabeur, la preferida, mas la preferida no únicamente hoy. Pues con la derrota de Iga Swiatek en tercera ronda, aun es posible que ya antes, muchos consideramos que la oriunda de Ksar El Hellar podía ser de manera perfecta la contrincante a batir en este cuadro. Ronda tras ronda lo fue confirmando, superando contrincantes con comodidad y sabiendo padecer cuando había que padecer. Esta tarde entró a la pista con la máxima concentración, sin obsequiar nada con el saque y presta a cometer los mínimos fallos no forzados. Es así como se ganan este género de partidos, o cuando menos, así lo hizo para llevarse el primer parcial.

Fueron 40 minutos que pasaron tal y como si fuesen 20, ya que jamás se le vio con dudas, sufrir en un juego frágil o dejarse llevar por la inercia del marcador. Un principio de semifinal idóneo para Jabeur… hasta el momento en que se cumplieron 54 minutos de reloj. De súbito, ya instaladas en la segunda manga, la tunecina perdió el orden en pista y llegó la primera Pelota de break en contra suya. Puesto que una le hizo falta a Tatjana, no more. La alemana había aguardado el instante con calma, tal vez por el hecho de que sabía que enfrente había una jugadora tan inexperta como ella en esta clase de rondas, y acertó. Al final terminó ganando el segundo ataque con doble break de diferencia, lo que nos obsequiaba un tercer acto que probablemente absolutamente nadie hubiese firmado. La veterana de 34 años estaba plantando batalla a la única top10 superviviente del cuadro, un esmero que merecía la pena pasase lo que pasase ahora.

¿Y qué sucedió? Que Jabeur le vio las orejas al lobo y comprendió que en partidos así no había margen para el despiste: si ves la opción de pasar sobre tu contrincante, olvídate de gozar o degustar el escenario, hay que llenar el crucigrama lo antes posible. Una vez que Ons entendió esta premisa, los cables de su cabeza conectaron nuevamente para darle un 3-0 de salida en el último set, suficiente jergón para navegar con calma hasta la ribera. Allá le aguardaba el premio, ser la primera jugadora africana de la historia en pisar una final de Grand Slam. Aún invicta en esta vira de Hierba, la Nº2 mundial puede estar orgullosa de haber roto su techo una vez más. Solo Halep o Rybakina pueden impedirle entrar de lleno en la historia.

TiroAlpalo