El Ferrol tumba al líder (1-0) | VIDEO-RESUMEN + GOLES

El Real Zaragoza prosigue líder a solas tras perder el Espanyol en Tenerife. Mas hasta acá ha llegado su condición de invicto. Ferrol, A Coruña, jornada 7. El recién ascendido conjunto gallego tumbó a un deficiente equipo zaragocista por 1-0, con un gol del ex Álvaro Giménez al comienzo de la segunda parte.
Fran Escribá propuso un partido conservador a más no poder, con una revolución de 5 cambios en la alineación inicial, que fue castigada con la derrota y, lo que es más doloroso, poniendo de relieve la incapacidad del bloque zaragocista a dar muestras de reacción tras encajar en gol, con una tercera parte de partido por delante.

La primera parte fue ya de futbol de bajo nivel. Desganada de continuar. Tanto por la parte de los locales, muy mojigatos y apostando por el contragolpe, apostados atrás de partida, como por la parte de un cuadro zaragocista que no mejoró las posibilidades de los últimos partidos. Lento en la circulación, previsible siempre y en toda circunstancia, sin profundidad en las terminaciones de las jugadas que tenían cierto desarrollo. Los 5 cambios que aplicó Escribá al once inicial, afectando a todas y cada una de las líneas, no elevaron la solvencia del conjunto en los primeros 45 minutos (clavados, no hubo incremento).

En los 23 minutos iniciales no sucedió nada de nada. Textual. La primera mitad de la primera mitad del duelo fue inerte, insustancial, de tanteo y miradas a los ojos permanentes de los contendientes. En boxeo se hubiera sancionado falta de combatividad en muchas fases del duelo. En balonmano, pasivo. En waterpolo, los dos equipos habrían perdido la posesión infinidad de veces. Las porterías fueron a lo largo de ese largo recorrido dos ornamentos del estadio, maceteros de fondo, ornamentos prescindibles para todos, decorado de tramoyistas.

El Racing de Ferrol se sintió cómodo conforme pasaron los minutos al ver que el Real Zaragoza, considerado en esta visita como un gigante (el líder concluyente en la tabla, no era para menos en el feudo de un principiante en la categoría), no era capaz de llevar un balón a su área mínimamente potable. El equipo aragonés era una malva. Todos iban con el lis en la mano en cuando pasaban a campo contrario. Bakis, desaparecido. Azón, peleón contra el planeta para nada. Bermejo, gaseoso e impreciso como es frecuente. Valera, poco atrevido en los 3 o 4 balones en los que pudo percutir a su par, el Zaragozano Delmás. En la media, Moya y Grau fueron dos timoneles simples de desactivar, simples en su juego, nada audaz con el balón en los pies. Los laterales, fofos en ataque. Gámez, de vuelta a la derecha, sin acierto cara arriba y padeciendo un par de veces en defensa a su espalda, con Héber Pena. Y el principiante Borge, bastante hizo con sostener al aragonés Carlos Vicente en múltiples incursiones a base de aplicación y riña, puesto que en otras fue rebasado. El Racing de Ferrol insistió siempre y en toda circunstancia por ese flanco, entendido de que ahí podía estar la flaqueza de la, por otro lado, firme defensa zaragocista. Bien los centrales, Jair y, nuevamente, Francés.

Francés, exactamente, estrenó las anotaciones de acontencimientos interesantes del partido en el minutos 23. Cabeceó una falta lejana botada por Moya y el balón se fue fuera por poco. La estrategia, un día más, fue la primera forma de llegar con determinado veneno por parte zaragocista. Con balón combinado, el equipo de Escribá no marcha. Se empeñe en lo que se empeñe el técnico y oiga runrunes donde solo hay patentizas. Los dos puntas fueron dos islas, sin suministro. Y, en global, el equipo no dio temor jamás a los Ferrolanos.

En el 30 apareció el Racing gallego en ataque, con un remate errado de Losada, tras un quiebro agraciado sobre Jair que paró listo Cristian Álvarez. En el 35, en el rechace de un córner, Carlos Vicente empalmó una volea en el borde del área y el portero argentino sacó de la chistera una de sus palomitas milagreras para eludir el 1-0 y echar el balón a córner. De este saque de esquina, protegido con los ojos por un Zaragoza dormido, llegó otro prácticamente gol local, mas el taconazo frívolo de Bernal, medio centro de Muniesa (Teruel), se fue sobre el travesaño mientras que los avispas (el equipo aragonés no lució su uniforme oficial sin aparente razón para esto) no se enteraban de la película.

Se alcanzó la recta final de una primera mitad insípida, aburrida en infinidad de tramos, con un remate flojo de Valera a centro de Azón, en la primera jugada con determinado nivel notable del Real Zaragoza que llevó Azón por la izquierda, que paró Cantero sin inconvenientes en el 40. Y en el 44, un centro-chut de Gámez no halló ni portería ni rematador cuando los avispas parecían desperezar. Demasiado tarde. El árbitro, casero en diferentes acciones que debió indicar como falta en favor del Zaragoza y se ahorró, los mandó a todos a la caseta cuando los de Escribá daban muestras de algo hasta ese momento no visto. El 0-0, justo, se antojó un estado de las cosas buscado por los dos técnicos, que programaron un partido largo, a verlas venir, al más puro estilo de la competición de Segunda. La liga toma forma y el conservadurismo comienza a dominar por todos lados.

El segundo tiempo comenzó sin cambios nominales en ningún equipo. Todo estaba bien, según parece. El acto empezó con un gol fallado por Bakis a quemarropa, codo con codo tras jugada trompicada de Azón en el minuto 49, que el germano-turco remató cruzado, fatal, fuera. El árbitró, Cid Camacho, terminó pitando falta a posteriori del ariete Zaragozano ya antes del pase, mas Bakis ya había vuelto a desperdiciar una alternativa limpia de gol. Prosigue su estado de ansiedad evidente. No es comecome. Es lo que hay.

El Racing de Ferrol, como al comienzo del duelo, se había apostado atrás para jugar a la contra meridianamente. El Zaragoza comenzó mandando. Moya recogió el balón en 3 cuartos y soltó uno de sus disparos de derecha en el 51 que Cantero sacó a córner sobre el travesaño en la opción mejor de gol de los aragoneses hasta ese momento. Atrás, Carlos Vicente terminaba de atemorizar de cabeza en un centro largo, vertical, que se encontró con el cuerpo de Jair en el segundo palo. En los primeros 10 minutos de la reanudación, el equipo de Escribá se manifestó más gobernante, con mayores galones que en toda la primera mitad. Hubo filípica en el reposo. No agradó nada lo visto ya antes del intermedio.

Mas no remató nada bien. El equipo se le disuelve a Escribá de medio campo cara arriba. Y esta vez, por el hecho de que no siempre y en toda circunstancia va a ser celebración (era lunes, así que ni el calendario asistía al tópico), el contrincante, el animoso y bien armado Racing de Ferrol, cogió relajado a los avispas en una contra que montó Carlos Vicente, marcado muy de lejos por Borge, cuyo centro remató de cabeza Álvaro Giménez para hacer el 1-0 en el minuto 60. El gafe de los ex. Algo ancestral en la historia zaragocista. Los gallegos, en su primera salida con cicuta en todo el segundo periodo, se adelantaron en el tanteador y pusieron en patentiza al Real Zaragoza decadente de los últimos partidos.

El líder debía luchar por sostener su condición de invicto con media hora por delante. Había tirado a la basura una hora de futbol. De mal futbol. Cuando menos, de futbol inconsistente. Escribá, si pretende continuar de líder y en situaciones cabeceras jugando así de feo y de deslavado, se supone que aceptará que es imposible. Por más tópicos que se manejen para mencionar a la categoría, a la igualdad, a los runrunes y demás asideros de talante psitaciforme frecuentes de los adiestradores en circunstancias semejantes.

La reacción seria no fue inmediata. El técnico quitó a Bakis y metió a Manu Vallejo en el gol. Desde ahí, Bermejo no terminaba nada. Valera ni lo comenzaba. Las bandas estaban obturadas en ataque. Y así, Azón era un poste de telégrafos, o sea, de nula utilidad. Once minutos tardó Escribá en desplazar el equipo con más hondura. Va siempre y en toda circunstancia con difiero cuando de actuar contundentemente se trata (ya le pasó en Cartagena cuando postergó la salida de Lecoeuche al lesionarse Nieto y aquello costó un gol). Mollejo y Mesa fueron sus primeras balas, con solo 19 minutos como escenario. El equipo solicitaba modificaciones mucho ya antes, aun con el 0-0.

Mollejo tuvo un balón franco en el minuto 72, en el área tras un par de rechaces errados, mas su chut de volea terminó en el mar, sobre el tejadillo del fondo. Gráfico detalle. En la contra, con la grada de A Malata enfervorecida, el recién entrado Manu Justo ganó la espalda a Jair y Francés y chutó de forma fuerte provocando una parada de Cristian Álvarez providencial para eludir el 2-0 en el 76. A Escribá le entraron las prisas. El 0-0 le agradaba, si bien el juego fuera deficiente. La derrota, por contra, lo ponía en patentiza. Sergi Enrich y Luna fueron sus siguientes cambios en el 80. El equipo daba muestras por esos pasajes del partido de estar revuelto, ido. Los Ferrolanos atacaban con sencillez, espoleados por su gente. Lejos de aguardarse el 1-1, el barrunto era que el 2-0 podía llegar en cualquier instante. Mal tema para los zaragocistas, confusos por el mazazo del gol y con nula contestación a esa contrariedad, con 30 minutos para repararla.

Se entró en los últimos 5 minutos con el Real Zaragoza hecho un rollo, desmontado como equipo con las sustituciones. Y con el Racing de Ferrol empoderado, con razones para esto. Los zaragocistas no pisaron el área de Cantero a lo largo de la media hora en la que estuvieron en inferioridad, alén del ‘drop’ de rugbi de Mollejo. Otra imagen cristalina de la carencia de calidad del partido de los avispas, en claro retroceso. El árbitro solo dio 3 minutos extra. Poco. Caserete, caserete. Dio igual. Pudo haber dado 15 minutos más, que el Real Zaragoza no habría conseguido el empate. La noche gallega comenzó mal planteada, se desarrolló por caminos confundidos, Escribá apostó por guardar el 0-0 y ver si llovía café en el campo y, esta vez, le salió rana la jugada. Un sapo, más bien. El que se tragó el zaragocismo a ver a su equipo líder fuera de la órbita que requiere esa condición. El gas se esbafa. Escribá ha sido empujado por las circunstancias al centro del escenario, con el foco enfocándolo a él. Interesante imagen de un líder que, lejos de ir a mejor desde las victorias, está en evidente abollamiento de sus formas.

TiroAlpalo