El Girona pasa de ronda tras firmar un partido para olvidar en Quintanar del Rey. El cuadro de Míchel fue dominado a lo largo de fases del partido por un Tercera RFEF que le forzó a ir a la prórroga para conseguir el pase. Partido muy pobre de los catalanes que debieron sacar toda la artillería para ganar y que tuvieron al portero principiante Fuidias como uno de los señalados. Confianza o pasividad, la mañana le pudo salir cara a un Girona que flirteó con un ridiculo histórico.

Desde el comienzo se vio que el Quintanar le salió contestón al Girona. Y audaz. Definió la primera mitad la calidad de Rodrigo Riquelme con un golazo marca de la casa (regateando hacía dentro y clavándola en la escuadra), mas el equipo de Tercera se mostró atrevido y empezó a apretar la clavija al equipo de Míchel.

Los cambios de ritmo de Kain, el atrevo de Joaquín o los disparos Mazzocchi animaron a la grada de San Marcos y, por instantes, forzaron a lucirse a un Toni Fuidias que sacó un par de manos de mérito. Sobre todo la que salvó del empate al Girona al borde del descanco cuando Mazzocchi amagó con el centro y procuró el palo largo.

Tras el reposo, el Quintanar se vino arriba. La posesión era del Girona, mas el bajonazo físico de los conquenses no llegaba y los catalanes no sabían de qué forma meterle mano. Jugadores como Stuani, Vallejo o Riquelme estaban desaparecidos y el Quintanar no dejaba de rondar el marco de Fuidias que se debía emplear a fondo.

Nada pudo hacer el cancerbero con el penalti que se pitó por manos de Terrats. Álvaro Megías ejecutó de forma magistral y llevó el partido a la prórroga frente al desvarío de la hinchada local.

Míchel se desesperaba en la banda. Movió ficha y con la entrada de Castellanos, Aleix García y con el aguardado bajonazo físico del Quintanar consiguió supervisar el partido. Tras un córner, Stuani la clavó en la escuadra. Falló un penalti en el último minuto el uruguayo. Y así terminó el bochorno del Girona en San Marcos.